013 Besos y Caricias

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Patricia

- Patricia por favor, ¿ no puedo dejarte a cargo solo por unas cuantas semanas ? - cogió las llaves de su auto mientras acomodaba aquel abrigo gris que cubría su cuerpo
- Lo siento Guillermo pero no. No puedo hacerlo odio estar aquí y tu lo sabes -
- Eres la única persona en la que confio - me cogió de los hombros acercando una de sus manos a mi mejilla - La única persona a la que puedo confiarle el lugar es a ti - beso mis labios tranquilamente. No contesté al beso.
- Santiago... -
- Ira conmigo - rebuscaba debajo de unos cuantos papeles - Mira solo debes quedarte una hora mas después de que todos los empleados salgan ¿vale? - miré mis zapatos negros con tacones grandes que resonaron en toda la habitación justo cuanto comencé a caminar hacia la puerta principal
- Vale, es todo ¿ cierto ? - mi mano se mantenía encima del picaporte. Me  miró para asentir después - Bien, hasta luego Guillermo - abrí la puerta, me sentía un poco mal y la garganta me dolía al igual que la cabeza y piernas, joder otro resfriado no.
No quería discutir con Guillermo algo que se que terminará convenciéndome a base de besos y caricias.

Salí del bar, eran las 6:00pm y el cielo en Madrid comenzaba a oscurecer, cosa que odiaba.
Llegue al apartamento cansada, solo una hora y media para regresar a trabajar, una hora y media para descansar... Una hora y media para pensar en él.

Él... Rubén

Subí por las escaleras, no se cuando podrán arreglar ese maldito ascensor. Abrí la puerta de mi habitación con un gran suspiro, con tan solo colocar un pie en el sucio suelo de madera sentía que por fin podía estar tranquila de toda la gente.
- ¿ Ahora que harás ? - di un respingo mirando a sus ojos verdes con un toque de marrón en ellos
- ¿ De que hablas ? ¿ Cómo... -
- Creo que esa pregunta de " Cómo entraste " es estúpida ahora que sabes la respuesta ¿ No lo crees ? - asentí retirando mí cuerpo de la puerta principal - Hablaba de Guillermo. Veo que te dejo a cargo de ese estúpido bar - se levanto de la cama en donde se encontraba sentado en dirección al frigorífico de la " cocina "
- No quería, es solo... una mierda y bueno - reí nerviosa, necesitaba un descanso
- ¿ Qué hacías con él ?. Pensé que habías entendido a lo que me refería cuando dije " solo en horas laborales " -se acercó a mí después de haber cogido la misma botella de la otra noche - ¿ Y bien ? - acaricio mis labios con su dedo pulgar causando un cosquilleo
- Solo, hablamos de el bar y listo es todo. Tendré que quedarme una o dos horas después de la media noche - caminé hacia la cama retirando los tacones que hacían que cada minuto se volviera mas mierda. Escuché sus pasos caminar detrás mía y la botella de Wisky siendo dejada en la mesa de noche
- Quiero llevarte a un lugar - se recostó junto a mí
- ¿ Si ? ¿ Y que lugar ? -
- Solo ven conmigo - se acercó a mi depositando un beso en mis labios, un beso tranquilo. Mis mejillas adquirieron un color carmesí tenue, igual se que se dio cuenta
- Esta bien - murmuré muy cerca de sus labios, comenzaba a ser normal tenerlo a tan ecasos centímetros.
- Estaré por aquí a las... ¿ 10:00pm ? -
- Pero Rubén - volteo a verme después de levantarse acomodando su cabello color negro-azabache - A esa hora estoy trabajando -
- Hazlo por mi... Falta un día y listo - alzó los hombros dejándolos caer al instante - Igual - sonrió -, tu querido jefe esta lejos de aquí - rió. Hice una mueca, no sabia si era buena idea faltar ahora que Guillermo no estaba en el bar
- No lo se, no... No se si sea buena idea no estar ahí cuando... - Rubén suspiró interrumpiéndome
- Esta bien, esta bien - llevaba puesta la misma sudadera negra con la que lo había visto hace unos días - Iremos mañana - cogió la capucha colocándola encima de su cabeza tapando la mayoría de su cabello que a la luz de la luna se veía hermoso. Habían dado las 7:00pm, y a esa hora la noche ya había caído
- De acuerdo - sonreí soltando mi cabello de la liga de pelo que lo ataba hace un rato, y de un momento a otro vi como su cuerpo desaparecía por la puerta principal. Suspire prendiendo las luces de la habitación, rara era la vez que lo hacia pero la verdad es que las necesitaba bastante. Abrí el pequeño armario donde guardaba el uniforme negro que portaba a diario comenzando a retirar la ropa que llevaba puesta y así colocar aquel vestuario que odiaba tanto.

Obsesivo EsquizofrenicoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora