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“ El amor es la muerte del deber, y, a veces, el deber es la muerte del amor”





Los rayos incandescentes de sol atravesaron con intensidad la ventana del joven, despertando al mismo casi al instante, esto ocasionó una gran molestia en el rubio ya que la noche no había sido de las mejores, no pudo hacer más que dar vueltas en la cama y gritar al aire al no saber que más hacer, afrontar una perdida nunca había sido fácil, pero esta vez... Se estaba convirtiendo en algo imposible para el.

— ¡déjenme en paz! —

Gritó a duras penas el rubio, unas grandes bolsas negras hacían presencia bajo sus ojos, resaltando lo mal que la estaba pasando, la voz se notaba cada vez más ronca gracias a los seguidos gritos que le ocasionaba las personas que lo molestaban.

Hey tú.      
                         Si tú
   Tú tú tú
                                    Respóndeme tú
¿O no harás nada?
             Ya que eso haces siempre

A la par de las voces se unían ruidos extraños, similares a la estática. Era un castigo que no se merecía el rubio, el había hecho lo mejor por todos y aún así no puedo salvar a quien le acreditaba todo su esfuerzo, la única persona por quién luchó ahora estaba muerta, y el quizá pronto lo estaría.

—¿Por qué me hacen esto?, ¡Yo no hice nada! —

Volvió a gritar, esta vez sintiendo el metálico sabor de la sangre en su garganta, se estaba desgastando poco a poco su brillo, si es que no lo estaba ya.

Eso es lo que siempre haces

Nada nada nada

¿Por qué no la salvaste?

Si salvas a todos, ¿por qué no a ella?

—...No podía hacer nada —

Flashback

Una fuerte tormenta se avecinaba a Hyrule, pero no era algo de que preocuparse ya que el clima últimamente había estado inestable y, no le hacía daño a nadie. El joven héroe estaba con la princesa Zelda y precisamente esa noche, iba a tomar valentía para decirle cuánto la amaba, todos esos esfuerzos finalmente harian frutos, tantas batallas con el mismo objetivo, salvarla.

El hecho de que hubiera tormenta le arruinaba un par de planes, planeaba confesarle su amor en el balcón bajo el manto de los rayos solares.

—Hey, Link... Quiero enseñarte algo —

Dijo la princesa, tomando la mano del héroe y llevándolo al balcón, primero se negó a medias pero acabo accediendo, aún la tormenta no se asomaba pero daba indicios de que lo haría. Quizá quedaría más romántico, el rubio veía como todo salía a la perfección y sin esfuerzo alguno.

—¿Ves todo el reino?, es tuyo. Técnicamente, lo has salvado sin ningún interés propio, eso es algo que me enorgullece demasiado, eres un gran héroe y te aprecio mucho, ¿lo sabías? —

Comento la princesa, esbozando una sonrisa amistosa, a la par que se recostaba en el barandal del balcón, observando como la lluvia ya se aproximaba, ella no quería mojarse pero al igual que link planeaba decirle un par de palabras al rubio, conmemorando su esfuerzo en salvarla a ella y a todos. Pero, al momento de intentar irse, sintió como su mano era tomada por el heroe, que la atrajo hacia él.

—Princesa, yo también quiero decirle algo... Yo a usted también la aprecio mucho y todo lo que he hecho no ha sido en vano, ya que la tengo a usted acá conmigo. Y es por eso que, me gustaría decirle que me gusta mucho, usted es muy hermosa y... Pues eso —

Sonrío avergonzado el rubio, observando que la princesa también sonreía, pero lo que ocurrio después no fue algo que le agrado mucho al mismo, sintió como la princesa se alejaba de el para volver a recostarse en el barandal del balcón, para luego soltar un par de risas.

—Ay Link, que tierno eres... Pero no puedo aceptar tu propuesta, no te lo tomes a mal pero no te veo como más de un gran amigo —

Y en eso, el héroe vio sus esperanzas acabadas, lo que ocasionó un pequeño enojo en el rubio, el cuál decidió empujarla por el balcón en un acto de rabia, todo lo que había hecho y ahora se deshacía en segundos, su amor no era correspondido y caía en picada, literalmente.

No fue mucho para que se arrepintiera, y al ver entrar a un guardia se tiró al suelo a llorar, no sabía lo que había hecho en esos segundos de rabia, era algo insólito aquello, pero ya estaba hecho.

Fin flashback

Y así es, ahora estaba encerrado en una celda, la que compartía con alguien que casualmente el mismo encerró, el cuál le había propinado palizas ya varias noches, aprovechando su pobre estado mental luego del asesinato a la princesa.

Ahora vivía en un bucle, su mente le castigaba haciendole creer que no la pudo salvar y que seguía en su casa, pero la realidad era otra y no podía vivir más así, su cuerpo no aguantaría más palizas ni mucho más tiempo sin comer ni tomar agua, se estaba matando lentamente y sin quererlo.

Pero ya que, el no podía hacer nada.




Es agradable tener amigos... Je, je ¿Podrías ser mi amigo también? Eh ji, ji... Tú tienes el mismo olor que el niño hada que me enseñó esa canción en el bosque.”

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