«El hecho de que la vida no tenga sentido es una razón para vivir, la única en realidad», Emil Cioran, escritor rumano.
Primer acto
Albert se levanta de su siesta; se durmió en mitad del campo arropado por un gran árbol. Cuando recupera energías, se levanta y divisa a su amigo Agustín. Ambos se saludan con entusiasmo.
Agu. – ¡Cuánto tiempo, Albert! Quién me diría a mí que te encontraría por aquí.
Alb. – Pues sí, demasiado diría yo. ¿Qué haces por aquí?
Agu. – Salí para despejarme de mi trabajo y de mi familia, me casé con Susana y ahora tengo dos pequeños hijos, aún sin nombre; podrías ayudarme con ellos.
Alb. – Vaya, sí que has formado tu vida con celeridad.
Agu. – Bueno, ya sabes, uno debe apresurarse para hacer lo que debe hacer.
Alb. – (Mira el paisaje y busca en su bolsillo un cigarro. Lo enciende y da una calada mientras Agustín le observa). Se ha quedado buen día, me fascina ver el sol nacer y morir. Un eterno retorno sin duda.
Agu. – Puede decirse que sí. Aunque no sé porqué le prestas tanta atención. Es algo natural, ¿no?
Alb. – Puede que para algunos, pero me gusta pensarlo. Debe haber algo detrás de todo.
Agu. – ¡Claro que lo hay! Todo tiene un sentido.
Alb. – ¿Y si no?
Aug. – (Lo mira perplejo). Debe haberlo, es más, es necesario. Sería una estupidez si las cosas que hacemos o existen no lo tuviesen.
Alb. – (Da una calada profunda). Creo que deberías llamar a tus hijos uno y dos.
Aug. – ¿Uno y dos? ¿Por qué? (Frunce el ceño).
Alb. – Exacto, así tiene un orden lógico. El dos nace necesariamente detrás del uno. Para que los nombres de tus hijos tengan un sentido.
Aug. – (Ríe). Siempre con tus bromas. Susana me ha dicho que quiere llamarlos José por su tío y Manuel por su padre. No creo que me oponga.
Alb. – Me parece bien.
Aug. – Mientras no me afecte mucho... espero que se comporten bien y estudien mucho.
Alb. – Seguramente, como debe hacerse, ¿no?
Aug. – Sí, seguramente les diga que estudien alguna ingeniería, algo práctico, ¿sabes? Que sepan hacer algo en sus vidas y logren un buen puesto de trabajo.
Alb. – Sin duda, lo harán. Todos lo hacen.
Aug. – También espero que busquen una buena mujer para formar una familia, que tengan hijos y los eduquen como mejor puedan para que se adapten al mundo.
Alb. – Efectivamente, aquí uno debe adaptarse.
Aug. – Me entiendes, ¿verdad? (Suspira). En fin, si no lo hacen, no queda nada más. El mundo está hecho para eso, no para malgastarlo en otras cosas. El sentido de la vida, amigo. (Agustín se da cuenta que Albert no le interesa mucho lo que dice, así que cambia de tema). Bueno, ¿y tú qué haces? Cuéntame algo de ti; hace mucho que no nos vemos.
Alb. – Tienes razón, hace bastante. (Albert tira el cigarro). Pues bien, amigo, no me he casado y tampoco creo que lo haga; tampoco tengo hijos que den sentido a mi vida; solo tengo mi trabajo y mi apartamento.
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¿Dónde está el motivo?
Short StoryEsta pequeña pieza trata de la filosofía promulgada por Camus. Podrá tacharse de tragedia, pero ¿acaso no es cierto que la vida misma es una tragedia humana? Quizás no posea el encanto de las magníficas obras de dicho autor francés, pero, a mi juici...