Shakty colocó su cabello negro azabache detrás de sus orejas, se miró al espejo verificando una vez más su imagen. Había sombreado ligeramente sus ojos azules con sombra gris y sus labios tenían un labial rosado haciéndolos lucir suaves, el contraste de sus ojos con su cabello es una cualidad que su padre no había dudado jamás en recordársela constantemente, pues los ojos de su madre eran iguales a los suyos. Ella los recordó con melancolía, pensando en su triste final en una cama de hospital, el cáncer había avanzado velozmente y aquella mujer, Alicia García, su mamá, luchó con todas sus fuerzas hasta el final.
Se dirigió hacia su sala en donde su padre, Roberto, sorbía su café lentamente a la vez que sus lentes se empañaban por el calor de la bebida. Giró su cabeza al escuchar los pasos de su hija acercándose a la sala y la recibió con unos alegres buenos días para luego pegar sus labios nuevamente a la taza, estiró el periódico que sostenía con su mano izquierda para leer más de cerca la nota sobre una carrera automovilística en la ciudad.
—Buenos días—Respondió abrazando a su padre cariñosamente.
Tomó el sándwich que se encontraba preparado en el comedor, justo como su padre los hacía. Salió por la puerta de la entrada despidiéndose de su padre agitando la mano. No necesitaban muchas palabras, ambos sabían que ella debía ir a ese café de nombre Carrie's, el lugar donde todo inició y donde todo terminaría. Estuvo sufriendo por la ruptura amorosa que la había dejado en tal estado, seis años de relación la habían dejado sola con su almohada y su mente por semanas, había llegado a la conclusión de que debía dejar ir las cosas en el lugar inicial.
Alex respiró profundamente y el olor a desayuno acarició su nariz, tomó su celular y observó el mensaje de parte de Mauricio que se mostraba en la pantalla.
"¿Sigues molesto?" Leyó Alex mentalmente.
Colocó el aparato en la bolsa trasera de su pantalón de mezclilla e hizo un esfuerzo por levantarse del colchón de que tenía como cama. La mudanza había sido reciente, por lo que, no podía aspirar a una cama más decente que esa. Sus pies descalzos sintieron la suave alfombra azul que llenaba el piso de su habitación y la acarició con la yema de sus dedos, acto seguido tomó sus zapatos negros con la palabra "vans" bordada a un costado y se los puso rápidamente.
Atravesó el pasillo al salir de su habitación y al dar la vuelta se encontró con su madre preparando una torta como solo ella las sabía preparar.
¬—No puedes salir a caminar con el estómago vacío¬—Le dijo su madre ofreciéndole la torta con una sonrisa.
Alex le devolvió la sonrisa y tomó la torta tras observar la mirada cansada de su madre, las ojeras se dejaban ver a una buena distancia y sus ojos lucían apagados y sin brillo, ella había hecho todo lo posible por hacer que la mudanza fuera rápida pues debía comenzar a trabajar cuanto antes. Alex se sintió mal por tener que dejarla sola pero él sabía que para seguir adelante debía ir al pasado, al café nombrado Carrie's, quería un nuevo comienzo y no podría conseguirlo en otro lugar. Inmediatamente se dirigió a la puerta, salió y la cerró detrás de sí.
Ella caminó por las calles de su ciudad a paso lento y arrastrando sus piernas a cada paso, intentando no arrepentirse a la mitad del camino. Observó el parque a su derecha y pensó que quizá sería mejor detenerse en ese lugar y llamar a su mejor amiga Laura, sin embargo, esta vez fueron sus piernas que aumentaron la velocidad y dio la vuelta pasando por la tienda de ropa en donde alguna vez ella y su ex amor compraron ropas iguales, ropa que ella había arrojado por la ventana una semana antes, la miró y se preguntó si debía entrar en ese lugar a recordar viejos tiempos, en esta ocasión su pecho le causó una opresión que la hizo continuar y desear la llegada a su destino, como si fuera lo único que podría salvarla.
Él avanzó a través del laberinto de concreto que era la ciudad donde vivió su abuelo, desconocido pero familiar para su persona recorrió las calles guiándose nada más que por su instinto y el recuerdo que dejaría descansar, observó al otro lado de la calle esa sastrería que su hermano y él solían frecuentar para dejar las ropas de su abuelo y consideró el dejar ir sus sentimientos en donde vivió tantas cosas pero un impulso lo llenó para luego escaparse por un suspiro, se enderezó y tras agitar su cabeza pensó en el amargo pero dulce olor del café que sería su objetivo. Fijó su atención en el restaurante al que su abuelo y su padre solían llevar al par de hermanos y pensó que podría ser una mejor idea ordenar las hamburguesas que tanto le gustaban, que llenarían su paladar de recuerdos, en esta ocasión su cerebro lo contradijo y sintió la necesidad de llenar su boca de la bebida amarga de Carrie's, sintió que debía estar ahí.
Shakty empujó la puerta de cristal del lugar y el olor a café invadió sus fosas nasales, a esta hora del día el lugar se encontraba casi vacío, una pareja de ancianos se miraba con dulzura en espera de su pedido, una mujer de unos 40 años miraba su café concentrada, tenía el cabello despeinado y la expresión triste. Un lugar tan viejo tenía historias que contar.
La chica pelinegra caminaba distraídamente buscando una mesa y chocó bruscamente contra alguien, se giró rápidamente para mirar a la persona e intentar disculparse pero este lo hizo primero.
—Lo siento, debí fijarme—Se disculpó un chico de cabellos castaños, cejas pobladas que mostraban una expresión de angustia, ojos del color de la miel y mandíbula cuadrada. Un chico que se había levantado temprano esa mañana para dejar sus sentimientos en cada gota de la exquisita bebida amarga del lugar, porque su historia en aquel lugar involucraba a su hermano, separaciones finalmente. Él la observó detenidamente y pensó que quizá no fue tan mala idea llegar tan temprano. Ella posó sus ojos en él y pensó que quizá su capricho por terminar las cosas en tan curioso lugar había valido la pena.
¬—No te preocupes, yo me distraje por un momento¬—Respondió ella con una sonrisa dulce.
—Soy Alex
—Soy Shakty
Se dieron un cordial apretón de manos, uniendo dos historias diferentes y lejanas pero similares. Pérdidas y separaciones que terminan en uniones se sumaban a la lista de historias que las paredes de Carrie's le contarían al aire. Dos historias que terminaban formarían una nueva entre café y los problemas de gente desconocida.