Llora un hombre sin parpadear
Sentado en un portal
Mira al cielo al salir el Sol
Que luce puntual
Esta allí sentado en su despacho, sin reaccionar, ha salido de ese lugar tan frio, tan triste, hace tan solo unas horas. No sabe cómo ha llegado allí, se subió al coche y actuó de forma mecánica, su cabeza está en otro lugar, no puede pensar en nada más.
Sus manos temblorosas sostienen una fotografía de los dos sonriendo, están felices como lo estaban siempre que podían y los días se lo permitían. Se miraban el uno al otro directamente a los ojos. Nota una lágrima recorrer su mejilla e inundarla por completo y tras su errante camino la siente morir en la comisura de sus labios. Morir, si. Ese día la muerte les perseguía acechándoles como una sombra en un día de verano. La muerte, la muerte se la había llevado ya no había vuelta atrás, ese era el fin.
Y un ángel que lo vio
Les regaló un minuto más
Nota a su alrededor como el tiempo se detiene y el aire se llena de ese olor tan peculiar, solo ella huele así y eso le vuelve loco, siente su mano sobre su hombro, como tantas veces había hecho para llevarle con ella. Gira todo lo rápido que puede, pero allí, ya no hay nadie. Solo un marco y en él, su fotografía.
Llora un hombre que pasará
La noche en alta mar
Peinando estrellas para entender
Que ya nada será igual
Recoge todo, mete cada cosa en cajas y con cada una guarda un pedazo de su corazón roto, roto como el de ella al final. Lo carga todo en el coche y conduce hasta el Hospital, tiene que ir a por el certificado de que no habrá más cafés, de que todo se ha terminado y no puede hacer nada, no puede luchar contra el tiempo.
Daría todo lo que tiene por ser él quien durmiera ahora eternamente. Daría todo por ver esos ojos verdes de nuevo, luciendo su sonrisa cuando aparece con el desayuno o cuando enuncia una teoría estúpida y alocada.
Ahí de pie, en la habitación, todo le parece tan irreal, tan imposible, esas últimas horas que se le hicieron infinitas ahora se le asemejan demasiado breves, le parece un tiempo insuficiente el último vivido juntos.
Las imágenes comienzan a formarse como un recuerdo lejano, del que a la vez hace tan poco que ocurrió, que aún no se hace a la idea.
Y un ángel que lo vio
Les regaló un minuto más
De nuevo se detiene el tiempo y el olor a cerezas le golpea de lleno, le embriaga y la nota a su lado como el primer día, la nota susurrar en su oído, su respiración en el hueco de su cuello, y gira hacia donde debería de haber alguien,pero está completamente solo en la habitación. Cae de rodillas y las lágrimas fluyen ahora por su rostro de una manera incontrolada.
Dejo de tiritar
Y pudo susurrar
Deja de temblar y las palabras comienzan a brotar de su boca sin poder controlarlas
-Te quiero, te quiero, siento no haberlo dicho lo suficiente pero te amo. Siempre, siempre…
