Había una vez... una estrella

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Había una vez una estrella que no quería ser como las demás, brillar en el cielo sin propósito, siendo una mas, no, quería ser grande y brillante, la señora de la noche, la estrella quería ser, como la luna. Y era tal su envidioso deseo que una mañana, donde los rayos de el alba se mezclan con la opaca noche, la estrella le pidió un favor al sol.

Le dijo que ya no quería ser solo una simple estrella, ella quería ser como la luna, quería enseñorearse sobre las demás constelaciones de la noche, y cambio de que le cumpliese ese favor, la estrella haría todo lo necesario. Entonces el sol le dijo, que para ser como la luna, y enseñoriarse sobre las demás constelaciones, ella tenia que quedarse a ver el amanecer, y no irse junto con la oscuridad de la noche.

Y  la estrella así lo hizo y se quedo, pero olvido una cosa. Que la luna da luz, pero no brilla por si

Sola, en cambio las estrellas son lumbreras independientes, únicas y diferentes, que acompañan a la luna en su trabajo de iluminar el cielo nocturno.

En cambio el sol, es único y potente, grande y abarcador, y no puede tener compañero alguno.

Asi que cuando la estrella vio el amanecer, al estar tan cerca del sol, se fundió con sus rayos, y la estrella paso a ser parte de el.

Y así termino la estrella, que por ser envidiosa e inconforme con ella misma y con lo que tenia, termino perdiéndolo todo e incluso su propia vida.

Habia una  vez una estrellaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora