Parte Única

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Ésta es la historia de Byun Baekhyun, un enfermero de 24 años que trabaja en el Hospital General de Seúl.

Era el chico perfecto para todos: Bien educado ,inteligente, y sobre todo, muy amable. Siempre caminaba por los pasillos del hospital con una gran sonrisa brillante que a todos encantaba.

Cualquier persona hubiese sido totalmente feliz de salir con aquel joven de facciones delicadas, piel blanca y suave como el algodón y esas pequeñas manos tan suaves y delgadas, que todas las enfermeras envidiaban.

Un buen día, mientras caminaba por los pasillos de aquel hospital, escuchó a sus compañeras residentes Hyoyeon y Sunny hablar acerca del ingreso de un nuevo doctor, pensó que siendo también trabajador de aquel lugar tenía que saber de quien se trataba, así que no dudó en preguntarles a las muchachas.

-¡Hey! ¿Por qué tanto cuchicheo? -cuestionó con una sonrisa.

-¡Baek!- Dijeron al unísono.

El muchacho sólo se limitó a darles los buenos días y volver a sonreír.

-Lo que pasa es que hoy llega un Doctor nuevo, viene del Hospital General de Incheon y...dicen que es muy guapo.- Soltó Sunny con una risilla tonta.

-¡Y dicen que es soltero!- agregó Hyoyeon.

-Vaya ¿Así que tanto drama por un doctor? -dijo entrecerrando los ojos.- Si ya tenemos bastantes y muy atractivos en nuestro hospital.

-La diferencia es que ellos son casados, Byun- gruñó rodando los ojos.

-Cierto - chasqueó la lengua- Bueno, a ver quien se lo gana- soltó giñando un ojo

-Con la suerte que tenemos, seguro que va a terminar loco por ti-comentó la más bajita de las dos.

-Es que soy irresistible - sonrió y se acomodó el cabello- Bueno, es hora de volver al trabajo, holgazanas chismosas - dijo con fingido enfado.

-¿Y tú qué eres, Byun Baekhyun? -soltó Hyo.

-¡Ya!-gritó.

Las enfermeras dieron la vuelta y se retiraron riendo. Baekhyun sólo se llevaba así con esas dos mujeres, con las demás enfermeras, los doctores y pacientes era muy cortés.

Baekhyun siguió su camino y revisó que todo estuviera en orden con los pacientes de Oncología.

Revisó uno por uno, asegurándose que todos hubiesen tomado su medicamento, y que estuvieran bien conectados a las máquinas.

Realizó uno que otro apunte y observaciones en su tabla y una vez estuvo todo en orden salió de aquella área y se dirigió a la cafetería por algo de comer.

-Vaya, no hay nada que me guste-suspiró -supongo que de nuevo será café y algo de la máquina expendedora-se dijo a sí mismo.

Caminó hacia la pequeña cafetera del lugar y llenó un vasito de aquel líquido caliente. Lo dejó en la mesita confiando en que nadie lo tomaría y dio unos cuantos pasos hacia la máquina expendedora. Se quedó parado con un brazo a la altura de su vientre y una mano en su barbilla.

Finalmente escogió un paquete de panquecitos de vainilla, metió las monedas, apretó el botoncito y cuando éstos finalmente cayeron, las levantó y dio un saltito.

-¡Woah! Pensé que jamás las soltarías, maquinilla-dijo rodó los ojos, volteó a ver el paquete de pan que sacó y sonrió.

Estaba a punto de abrir la bolsita, pero antes dio la vuelta con el deseo de ir por su café ,pero un gran pecho cubierto por un suéter de cuello de tortuga color gris se lo impidió.

Lies That Kill | ChanBaek Donde viven las historias. Descúbrelo ahora