Parte 1.

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Mi nombre es Do KyungSoo y lo único que les debe de interesar y saber es como mi culito se abre de placer. Mi cuerpo de adolescente de recién cumplidos 17 años resaltaba bajo la tenue luz de mi lampara de noche, brillando a causa del sudor que se mezclaba en mi cuerpo. Mi pene duro y bien parado palpitaba en mi mano deseoso de poder correrse. Detuve los movimientos de arriba hacia abajo, apretando un poco la punta, llenándome de esa descarga al sentir la presión y evitándome el orgasmo, mientras mi otra mano -más concretamente mi dedo índice- rosaba el contorno de mi ano sin atreverme a meter mi digito.

Les confieso que mi buen agujero ha albergado un sin fin de objetos, desde mis dedos hasta algún vegetal gordo que tomara clandestinamente de la nevera de mi madre -pepinos, zanahorias, calabazas, etc., - y por supuesto una buena verga hinchada y llena de sabrosa lechita. Mi cuerpo tiembla de solo imaginar las tardes de buen sexo que me han dado amigos y profesores con buenas pollas que soy libre de chupar e incrustármelas en el hoyo que más de uno a llenado de semen.

Las pollas que más disfruto son las de mis profesores, que me piden quedarme después de clases y se toman su tiempo para manosearme y dejarme desnudito completamente a su merced, nalgueándome unas cuantas veces antes de romper mi culito.

Un gemido de insatisfacción sale de mi boca al no contar esta noche con un buen falo que me satisfaga, que llenara cada uno de mis hoyos y que me tratara como buen putito come vergas.

En mi residencia solo se encuentra mi padre y ciertamente no tengo deseos incestuosos. ¡joder! ni un buen porno me ayudaría, pero... un momento, en los últimos meses me ha dado por ver videos de zoofilia y el contemplar a esos chicos siendo follados por perros, me han ocasionado más de una erección y teniendo que recurrir a meterme un buen pepino mientras que con la otra mano satisfago a mi pene, envidiando al chico del monitor.

Sonrió maliciosamente pensando en Jongin, nuestro gran danés. Me levanto de la cama y me coloco mis pantalones aun con una erección entre mis piernas, hoy sere una perrita.

Camino por los pasillos ansioso de llevar a cabo mi primera experiencia zoofilica, saboreándome la buena verga que probablemente debe de tener una raza grande como lo es Jongin. En cuanto llego a la cocina el enorme can se pone alerta, cambiando el semblante y moviéndome la cola al percatarse que soy yo. -Jongin, ven muchacho. - le llamo desde la puerta. Como buen perro que es, se acerca alegre, esperando alguna caricia de mi parte que no tardo en dársela. Acaricié su cabeza y fui bajando por la espalda, desviando mis manos hacia sus costados hasta llegar a su estómago, comenzando a rozar su capullo y los enormes testículos. Bajo un pronóstico que no esperaba, Jongin chupo un poco mi pecho desnudo erizándome la piel y con lujuria en mis ojos tome de la cocina un frasco de mermelada antes de tomar al perro del collar y llevarle hasta mi habitación.

Asegurándome de cerrar bien la puerta -para evitar cualquier espectáculo- y de deshacerme de mis pantalones, abrí el frasco de mermelada y unté un poco en toda la extensión de mis nalgas, asegurándome de poner una buena cantidad entre ellas.

Coloque la mitad de mi cuerpo en la cama, dejando mi redondo trasero empinadito y listo para ser lamido. - ven muchacho, chupa aquí. - me le ofrecí. Jongin olfateo un poco antes de pasar su gruesa lengua por mi piel. - mmm...- gemí bajito al ser limpiado por Jongin. Con maestría abrí mis nalgas dejando que el animal pasara su lengua y rozara mi ano, haciéndome sentir contracciones de intenso placer. Una vez limpio y sin rastro alguno de mermelada me senté en el piso volviendo a acariciar al enorme can, concentrándome esta vez en manosear su peludo paquete, logrando a los pocos minutos sacarlo de su protección.

Jongin se dejaba tocar sin resistencia alguna, momento que aproveche para también masajear sus enormes bolas. De su rosado pene comenzaban a salir las primeras gotitas seminales que humedecieron mi mano. Me relamí los labios al ver como su polla crecía más en mi mano, tentándome un poco a chuparla, pero mi perversión aún no llegaba a tales extremos.

Con lentitud me levante alejándome un poco de la cama, siendo seguido por Jongin que no tardo en levantarse en dos patas igualando con facilidad mi estatura, intentando con sus dos patas delanteras tumbarme y lograr montarme. - tranquilo, que no me negaré a ser tu perrita. - le dije alejándolo un poco para poder colocarme en cuatro y darle lo que deseaba.

Sin perder tiempo intento montarme, yo queriendo provocarlo más, me sentaba un poco dejando mi culo fuera de su alcance y volviéndome a poner en cuatro al poco tiempo.

Jongin no tardo en dominar la situación, tomando con fuerza mis caderas con sus enormes patas, sintiendo el golpe de sus caderas y verga intentando incrustarse en mi ano. Con mi ayuda logro atinarle a mi hoyito arrancándome un gemido al sentir mis nalgas separarse para recibir tremenda polla. Sin darme tiempo a acostumbrarme comenzó a bombear mi culo con una fuerza que no creí que tuviera, metiéndome su pene cada vez más adentro.

No tarde en disfrutarlo y comenzar a gemir como una buena perrita en celo, dejando que mi macho me usara a su antojo. - eso... sii... folla a tu perrita...ahh... mmm...- gemía olvidando por unos instantes que mis padres se encontraban a 3 habitaciones de distancia. Su enorme verga salía y entraba de mi culo, logrando impactar con un punto en mi interior que me hizo correrme como un principiante, llenando la habitación de un olor a sexo. Mi piel se erizaba al imaginarme en un espacio público, lleno de gente desnuda que se comportaba como animales, fornicando sin pudor y algunos otros observándonos a Jongin y a mi aparearnos.

Los increíbles bombeos que me daba siguieron por varios minutos, dejándome en un limbo del esquicito placer, reaccionando en el momento en que su bola intentaba entrar en mi culo y lograr embotonarme. Con un poco de miedo por no poder retirar al perro, tuve que quedarme quieto y sentir como mi ano era abierto más y más, provocandome un poco de dolor, hasta quedar completamente pegado a Jongin.

Mi excitación volvio a hacerse presente al sentir los chorros calientes de esperma llenar mi interior con la clara intención de preñarme.

Después de cinco minutos de estar en esa posición mi cuerpo comenzaba a doler, sobre todo mis rodillas al no poder moverme con gran libertad, aumentando mi pequeña agonía al ser jalado por mi buen semental que intentaba sacar su polla llevándose consigo mi culo y unos cuantos quejidos de dolor.

Tras casi media hora de estar abotonados, por fin su verga pudo salir, sintiendo como su leche calientita salía de mi dilatado ano escurriendo por todas mis piernas y en una hermosa y pornográfica escena un hilito de semen salió perfecto a través de mi agujerito.

Me tumbe en el suelo exhausto, descansando mis adoloridas piernas y dejando que el semen saliera libremente esparciéndose por el suelo, mientras que Jongin limpiaba su pene que para esos momentos ya había vuelto a su capullo protector.

Regularizando mi respiración, no pude evitar tocar mi ano, que estaba abierto, sensible y contrayendosé por la ruda acción. No me tome la molestia de ir a mi cama o de jalar la sabana para cubrirme, esta noche era una perrita y como tal dormiría en el suelo y con el semen de mi macho aun en mi cuerpo.
Creo que a partir de ahora mi nuevo hobby será el ser la perrita come pollas de Jongin.

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⏰ Última actualización: Sep 15, 2017 ⏰

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