Nací para estar contigo (Gureshin)

Nacido para obedecer

Después de mucho tiempo en inactividad decidí darle forma a esta serie de ideas en mi cabeza. Elegí a Shinya, Kureto y Guren por el tipo de vínculo que los une, cada vez más reforzado en la historia de Kagami-sensei. 

Quienes me conocen ya saben cuál es mi pareja predilecta así que no desesperen. Guren y Shinya definitivamente van a reencontrarse y darán rienda suelta a sus deseos pero antes de eso quiero mostrarles un poco más de la desesperación del albino y todo lo sucedido antes de verlo, en especial la intervención de Kureto que... léanlo ustedes mismos :p

Las mismas imágenes se repetían una y otra vez. La ansiedad consumiéndome por dentro, la incertidumbre de no saber cuál camino era correcto para guiar a mis compañeros y a los más jóvenes, personas que luchaban desesperadas queriendo salvar sus vidas. Y de pronto, el infierno. Pero no un infierno personal como el de mis años de infante, esto era la encarnación del mismo averno dispuesto a devorarlo todo. 

Lo que seguía era lo más lógico y a la vez lo más lamentable de todo el asunto: más muerte y destrucción. Todos los sacrificios convenientemente puestos a disposición como si de una puesta en escena se tratase. Una venda arrancada con violencia de mis ojos: la supuesta misión en Nagoya no había sido nada más que una completa estafa.

Parecía un mal sueño pero lejos de eso, todo había ocurrido realmente, no paraba de repetirse en mi mente y no necesitaba preguntarme por qué. Estaba claro, todo aquello era obra del demonio negro en mi interior. 

Era increíble cuán vulnerable debía estar para dejar que Byakkoumaru hiciera con mis recuerdos lo que quisiera mientras yo permanecía en la inconsciencia del sueño. No podía saber con exactitud cuánto tiempo había transcurrido desde que había quedado inconsciente pero al parecer mi cuerpo estaba recuperándose con éxito de sus heridas gracias a la maldición.

A pesar de estar casi en plena conciencia ahora, no quería abrir los ojos, no todavía. Tal vez fuera en parte por mi naturaleza relativamente masoquista, pero también por el deseo de repasar todo lo vivido con el fin de encontrar algo que explicara lógicamente lo que había sucedido. Tenía algunas teorías en mente, unas más probables y menos descabelladas que otras pero ninguna me daba la certeza para entender por qué Guren había hecho lo que hizo.

Guren. Siempre Guren. Repite el demonio con un notable hastío pero decido ignorarlo.

Debía haber una razón, algo que yo desconocía completamente porque al parecer él no confiaba en mí, y eso me estaba destrozando por dentro. Guren. Guren... ¡Deseo verte Guren! La impotencia y la frustración van tomando el control y puedo sentir mis deseos incrementándose progresivamente.

Con este caos en mí lo decidí: lo único que me importaría ahora sería encontrar respuestas. Y por fortuna o desgracia una de las personas que haría hablar ya estaba aquí.

_ ¿Piensas despertar de una vez o seguirás fingiendo estar dormido, Shinya?

Su voz grave y autoritaria anunciándose a si mismo contrastaba con el acecho de mi tigre blanco expectante, preparándose para atacarlo desde la oscuridad de mi corazón. Aquel que estaba llamándome tan amablemente no era otro más que Kureto Hiiragi.

Al abrir los ojos pude corroborar que me encontraba en una sala de las instalaciones del JIDA, lo sombrío y siniestro del lugar ya me era familiar (desafortunadamente, claro).

_ ¿Dónde está él?- pregunto de inmediato, no tengo tiempo ni ganas para dar rodeos al asunto.

_ No sé de qué hablas. Ahora alístate de inmediato, pasaré por alto tus faltas esta vez.