[Único]

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Su madre siempre perdía la cabeza cuando sacaba la bicicleta y salía a dar vueltas. La cuestión era que últimamente los accidentes automovilísticos que involucraban a personas en sus bicicletas habían aumentado bastante.

La razón de esto era sencilla, con la llegada del verano todos los jóvenes y adultos no podían evitar sentir la necesidad de salir a dar una vuelta para despejar la mente o simplemente matar algo de tiempo, que era exactamente lo que Jungkook trataba de hacer todos los días desde que se habían mudado a Seúl.

Nada más terminar su último año de instituto, sus padres habían decidido que era buena idea mudarse de Busan para conseguir un mejor empleo y también más oportunidades en una ciudad como aquella. Y todo eso estaba bien, pero había implicado quedarse sin amigos y por ende, sin nada que hacer durante las vacaciones.

Salió de la casa escuchando los gritos de la mujer que le rogaba que tuviera cuidado, que mirara dos veces antes de cruzar, que no se metiera entre los vehículos. No podía decir que le prestó mucha atención.

Jungkook no odiaba Seúl. Era un lugar bonito y mucho más interesante que su ciudad natal, pero cuando se está solo muchas cosas son difíciles de disfrutar.

En su camino vio restaurantes de comida rápida, parques, cines, tiendas, arcades; lugares a los que frecuentaría con amigos si acaso tuviera, para empezar. Era difícil hacer amistades cuando no se tenía a muchas personas constantemente alrededor y no comenzaba la universidad hasta dentro de dos meses.

—¡Hey, cuidado!

Despertó de sus cavilaciones para ver que iba directo a atropellar a un muchacho que caminaba en la acera. Intentando esquivarlo, la bicicleta se tumbó hacia un costado por la brusquedad y por algún motivo un montón de papeles cayeron del cielo y Jungkook se halló a sí mismo siendo sostenido por el mismo muchacho al que casi chocó.

Era un poco más bajo que él, de cabello castaño y bonitos ojos negros. Sus facciones y sus labios eran tan delicados que algo le decía que no le costaría hacerse pasar por una mujer. Otra cosa que llamó su atención fue que su piel era muy clara, lo que resaltaba su camisa estampada negra.

—Demonios, ¿Estás bien? —preguntó el chico. Más que preocuparse por él parecía regañarlo—. No deberías andar sin prestar atención. Pudiste hacerle daño a alguien.

—Estoy bien. Lo siento. —se disculpó Jungkook encogiéndose un poco. Genial, su primer encuentro con otro ser humano y ya lo hacía todo mal—. ¿Oh? ¿Son tuyos?

Jungkook señaló las hojas de papel desperdigadas por el suelo. El extraño asintió.

Aquellos papeles eran nada más y nada menos que partituras escritas con violencia con un lápiz, totalmente sin cuidado, como si lo hubieran hecho con muchas prisas. Si bien a él le gustaba la música y cantar, no estaba del todo seguro de poder leer esos pentagramas correctamente, menos porque parecían bastante complicados.

En silencio recogieron todas las hojas mientras constantemente se lanzaban miradas incómodas; algo le decía a Jungkook que a este tipo no le gustaba socializar.

Le entregó todo lo que recogió.

—Discúlpame, por favor. Soy Jungkook, ¿Eres músico?

El extraño le miró con recelo.

—Yoongi. Sí, soy pianista. —respondió guardándose todos los papeles en una carpeta—. Mira, me gustaría quedarme a charlar pero tengo que correr. Ten cuidado.

Cuando el chico se marchó sin siquiera darle una segunda mirada dejó en él una extraña pero dulce impresión mezclada con el aroma del café y el tabaco. No sabía de él más que su nombre o su ocupación, pero algo le decía que no sería la última vez que lo vería y por algún motivo no podía esperar.

Piano Man [Yoonkook / OS]Where stories live. Discover now