No sabés ni
vas a saber lo que provocas
en mí.
Porque yo tampoco lo sé.
No te odio,
porque me han enseñado a no
odiar,
porque es insano,
porque gasto mis energías.
Pero en realidad no es que
no te odie por eso.
No te odio porque todo lo que
en mi cuerpo hay
es odio hacia mí misma.
Tengo la triste
certeza
de que vos
sí me odias.
Tampoco digo que seas
especial,
porque yo no lo soy ni siquiera.
Pero es que
por alguna razón,
me importa lo que digas.
Aunque odie tu personalidad
y me parezcas inmadura,
siempre generas superioridad,
en todos,
en todo.
Y yo estoy ahí,
a la deriva,
intentando ser algo,
intentando saber mantener
una conversación,
intentando no llorar
solamente por una hora.
Me veo patética al lado tuyo,
aunque yo sé que vos
también lo sos,
pero aparentás ser lo mejor.
Y no quedas como poesía,
porque solo me producís
más odio hacia mí misma,
no puedo llenarte de flores,
no puedo llenarte de colores,
no puedo.
Porque estás demasiado vacía,
o demasiado llena de tu
propia mierda.