Capítulo 1Las cosas buenas que le habían ocurrido en el pasado a Ana aveces le parecían lejanas y inexistentes, si le preguntaras cuál era la razón de esto ello no te sabría decir, aunque claro, la razón era más que obvia. Años atrás la felicidad para esta chica también le parecía algo complicado, no inalcanzable como ahora, pero complicado. Ella buscaba entre sus recuerdos más felices preguntándose «¿puede haber hecho algo más?» por varios minutos sin poder evadir ese sentimiento de pesadez que deja siempre el pasado. Los pasos de un hombre a lo lejos y para ella era más evidente que era el mismo hombre, ya que en este negocio no hay nadie más que los mismos hombres involucrados o alguna pobre chica con su mala suerte. El tiempo de un par de años le habían dado una especie de cierto sexto sentido para reconocer a una persona por su manera de caminar. La puerta se abre y la luz iluminó la mediana habitación, y comenzó a gritar histéricamente.
–¡LEVÁNTENSE PUTAS, QUE EL DINERO NO SE HACE DURMIENDO!
El hombre azotó la puerta y todas las chicas se levantaron de golpe y comenzaron a cambiarse
–se levantó con buen ánimo hoy, ¿no lo crees Ana?–susurró Sofía.
–parece que ha ganado la lotería–contestó riéndose ella.
Ellas sabían que no debían hablarse, mucho menos quejarse de la gente de la cual su sangre podría acabar en sus manos y menos cuando detrás de esas frágiles paredes donde se podía escuchar cualquier ruido pero el sentimiento de: "deber de estar ahí para los demás" se había apoderado de sus almas al instante de dar un paso en esa habitación.
Ana se terminó de arreglar, salió de la habitación y esperó a que todas salieran para que aquel hombre les abriera la puerta para ir a su mismo negocio de siempre; prostitución. Con 16 años ella sabía que debería de estar en una escuela, quejándose de los maestros, tareas y tal vez incluso tener problemas amorosos o incluso problemas familiares pero no, ella estaba ahí, atrapada y encapsulada dentro de un mundo que para muchos les parecería irreal. Después de haber sido raptada hace 3 años y obligada hasta la fecha a prostituirse, no había ya muchas cosas que le pudieran parecer irreales.
Ella con todas las chicas se pararon en el mismo lugar de siempre, rodeadas de las mismas personas que las vigilaban y cuidaban de que no se escaparan. Ana volteaba a todos lados esperando a que no hubiera nadie que la quisiera hoy y por el momento ella tenía suerte en el momento aunque ninguna de las otras chicas la tenía, todas se fueron poco a poco con hombres de la tercera edad o adultos y entonces un adulto joven llegó a sus espaldas.
–¿cuánto la hora?–dijo él.
–¿disculpa?–contestó Ana mientras volteaba.
–tú sabes–dijo el mientras le tocaba el trasero y pasaba su otra mano por su cuerpo.–¿cuánto por hora?–le susurró al oído.
Ana tenía ganas de golpear a ese tipo, darle una cachetada e irse pero al voltear a sus alrededores esperando a que nadie viera lo que estaba apunto de hacer se dio cuenta que un hombre la veía de forma amenazante y en ese momento entendió que no tenía otra alternativa. Ella puso sus manos en la cara de este y le susurró al oído.
–2500–sonrió ella.
–¿No algo caro?–se sorprendió el hombre.
–lo mejor siempre es lo más caro–sonrió ella.
El hombre parecía estar dudoso por unos segundos hasta que el afirmó con la cabeza y no la dejó con otra opción que ir al mismo motel de siempre ubicado en la esquina. Llegaron, pidió el hombre una habitación y cuando entraron a esta saw convirtió en el mismo ciclo de siempre. Cuando terminan el se empieza a vestir y Ana se queda acostada en la cama.
–aquí está tú dinero–dijo el poniéndolo en la mesa del al lado.–nos vemos otro día–sonrió.
El se fue al igual como todos se van, pagan la habitación y vuelven a sus vidas fingiendo que nada pasó. Ella se para se viste oculta $1100 en su ropa interior ya que ella a propósito puso los precios más caros de loq je realmente son y se quedó viendo fijamente al espejo preguntándose si esa era ella, porque realmente Ana no podía distinguir esa figura que se presentaba, se vió hasta que unas náuseas la atacaron y fue al baño a vomitar, nada fuera de lo común, siempre pasaba después del acto sexual. No es como que a ella le parezca algo asqueroso, de hecho, aunque no le gustaba admitirlo a veces incluso encontraba placer en el pero al preguntarse porqué esta era su realidad simplemente vomitaba. Salió y fue a su mismo lugar donde se terminó repitiendo este ciclo incontables veces más hasta que terminó siendo muy tarde y aquellos hombres las escoltaron a su mismo dormitorio. Las luces se apagaron y el sonido de hombres dando vuelta por los pasillos se escuchaba.
–¡qué día!–susurró Sofía.
–ni me lo digas–contestó Camila.
–espero que algún día podamos salir de aquí–susurró Mariana.
–yo también–contestó Olivia.
–¿cuándo salgan qué es lo primero que les gustaría hacer?–preguntó Sofía.
–estar con mi familia–dijo Olivia.
–conocer el mundo–dijo Mariana.
–me gustarían hacer esas dos cosas–dijo Camila.
–a mi también–contestó Mariana.
–¿y a ti que te gustaría hacer, Ana?–dijo Fernanda.
–no lo sé–susurró ella mientras veía a la ventana.
–oigan, quiero dormir–dijo Paula.
–¡cállense! Alguien se acerca–dijo Regina.
Todas se callaron y fingieron estar dormidas y Regina, quien estaba más cerca de la puerta, pegó su oído a la puerta y cuando escuchó que se acercaban cada vez más lo despegó rápidamente y se hizo la dormida. En un segundo de diferencia alguien abrió la puerta, se quedó viéndolas unos segundos y volvió a cerrar la puerta.
–estuvo cerca–dijo Alexa.
–es mejor si no hablamos–dijo Paula.–ya saben lo qué pasa
Todas se quedaron en silencio y Ana poco a poco se durmió en el silencio abrumador esperando, que al día siguiente se despertara y se diera de que todo fue un sueño, que se despertara en un lugar diferente.PD: espero que les guste ❤️
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Hechas de oro
Teen FictionDos chicas, las cuales se encuentran en situaciones difíciles. Ana fue secuestrada a corta edad y obligada a prostituirse mientras a Giovanna es una chica peleonera con un padre alcohólico. Por destino o suerte ellas dos se encuentran cara a cara de...