Es una mañana
como otra cualquiera.
Abro lentamente mis ojos
y siento cómo los rayos del sol
se cuelan tímidamente
por las rendijas de mi persiana
y me acarician las pestañas.
Me froto los ojos con ambas manos,
perezosa,
y miro justo a mi lado.
Y ahí estás tú.
Mi pequeño amuleto.
El que hace de mi sueño,
mi realidad.
Con tu dulce cara de niño bueno,
qué suerte poder verte descansar.Y pensar que todo empezó sin querer,
que nuestros caminos se cruzaron
de una manera que nunca
habríamos imaginado..
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Nuestra historia.
Teen FictionY ahí estás tú. Como cada mañana. Me encanta observarte mientras duermes. Y pensar que todo empezó sin querer, que todo apareció sin buscar nada.