capitulo 2 : la despedida de una doncella

127 13 3
                                    

Una hermosa doncella de cabellos dorados y sueltos,ojos verdes como esmeraldas que portaba un largo y bello vestido azul claro de una sola pieza caminaba con una notable calma por un gran pastizal que tenía un clima cálido y un hermoso cielo despejado con unas cuantas nubes Mirándose a lo lejos solo el verde de las hierbas y algunas montañas en el horizonte.

Al caminar ella poco a poco se notaban en el suelo viejas espadas clavadas, algunas rotas, otras oxidadas, notándose un pasado tormentoso de terribles batallas, pero ya no importaba lo que fueran, la maleza las estaba consumiendo poco a poco creciendo sobre ellas quedando como un lejano recuerdo.

Aquella doncella al caminar las miraba recordando los días en los que ella también portaba su propia espada, recordando las incontables batallas que tuvo una tras otra, para perseguir un sueño ideal ciega mente.

Pero aquello que considero perfecto fue in alcanzable, hasta que un día un joven y su yo futuro le mostraron la verdad de su propio sueño por un accidente y sin darse cuenta ello, logrando así la paz de sí misma que tanto anhelaba.

Aquella doncella siguió caminando por el pastizal, hasta llegar a una espada en particular aquella espada había sido su compañera en las batallas, pero ahora estaba reposando en una piedra en la que al igual que el resto también seria olvidad, sin importar que esa espada fuera llamada como la espada santa, la espada de los sueños y la virtud, sin importar que su nombre fuese excalibur.

Y hay estaba de pie la doncella sintiendo el viento cálido mientras veía a su vieja compañera, Sin embargo a pesar de tener su paz por fin la doncella no podía evitar ver con nostalgia a su compañera que ahora era lo último que había quedado de aquella que fue conocida como el rey Arturo.

En ese momento quizás por un reflejo, quizás por nostalgia sintió un llamado, aquel llamado parecía ser de su propia compañera y sin darse cuenta ya tenía una de sus manos en el mango de su compañera.

Ella aun que era ahora una doncella aun tenia aquella llama in extinguible en su interior, ella estuvo a punto de sacar a su compañera del letargo, pero En aquel momento que casi la llama reviviría totalmente, una voz tranquila y masculina se escuchó diciendo -no cambias nunca, ni aun que ya te has liberado ¿verdad?, Saber.

Aquella doncella incrédula reconociendo aquella voz se giró rápidamente alejando su mano de su compañera mientras dijo –¡no puede ser!-y así mirando a un joven de cabellos blanquecinos piel marrón con una ropa negra y ajustada que portaba una capa blanca, ahora ella solo con una sonrisa cálida y casi lagrimas dijo – tu tampoco lo has hecho-.

En aquel momento el solo le dijo con una sonrisa – por fin ha terminado mi lucha-,en ese momento Ella con lágrimas en los ojos y una sonrisa le dijo – bienvenido a casa shirou-.

Mientras por primera vez él dijo el verdadero nombre de ella, el nombre de ella más allá del sobre nombre que tenía como clase de servant respondiéndole -estoy de vuelta en casa arturia-, y en ese momento los dos se abrazaron fuertemente en una hermosa escena de reencuentro.

Aquel abrazo era tan fuerte que les permitía sentir el calor del uno y del otro, mientras en aquel momento se dieron un hermoso beso.

Y ahora Shirou solo le dijo -yo siempre seré tu vaina-. Mientras arturia le respondió -yo siempre seré tu espada-.

Así poco tiempo después en el atardecer ellos caminaba lejos de aquella espada santa, pero aquella espada no estaba sola, ella ahora era cuidada por unas falcatas gemelas de colores que representaban el bien y el mal que cuidaban de ella ahora y para siempre.

Fin?

fate/talesDonde viven las historias. Descúbrelo ahora