Antaño, si mal no recuerdo, mi vida era un festín, donde todos los corazones se abrían, donde corrían todos los vinos.
Una noche, sente a la Belleza en mis rodillas. -Y la encontre amarga- Y la injurié.
Tome las armas contra la justicia.
Huí. ¡Oh brujas, oh miseria, oh rencor, a vosotros fue confiado mi tesoro!
Logre que se desvaneciera de mi espritu toda la esperanza humana. Salte sobre toda alegria, para estrangularla, con el silencioso salto de la bestia feroz.
Llamé a los verdugos para morder, al morir, la culata de sus fusiles. Llamé a las plagas para ahogarme con arena, con sangre. La desgracia fue mi dios. Me revolque en el fango. Me seque con el arena del crimen. Y jugue unas cuantas veces a la demencia.
Y la primavera me trajo la horrible riza del idiota.
Pero, hallandome recientemente a punto de lanzar el ultimo gallo, se me ocurrio buscar la llave del antiguo festin, donde quiza recuperara el apetito.
La caridad es esa llave. - ¡Esta inspiracion demuestra que he soñado!
"Seguiras siendo hiena, etc...", exclama el demonio que se corono con tan amables amapolas. "Gana la muerte con todos tus apetitos, y tu egoismo, y todos los pecados capitales."
Ah, demasiado harto estoy de eso: - Pero, querido Satan, te conjuro: ¡una pupila menos irritada! Y, en espera de algunas pqueñas infamias que se demoran, para ti que prefieres en el escritor la ausencia de facultaes descriptivas o instructivas, desprendo estas horrendas hojas de mi cuaderno de condenado.
SANGRE MALA
Heredé de mis ascendientes galos el ojo azul y blanco, el cacumen estrecho y la torpeza para la lucha. Mi vestimenta me parece tan bárbara como la suya. Pero no unto mis cabellos.
Los galos fueros desolladores de animales, los incendiarios de hierbas más ineptos de su tiempo.
De ellos me viene la idolatría y la aficcíon por el sacrilegio - ¡oh, todos los vicios: cólera, lujuria - magnífica, la lujuria -, y sobre todo mentira y pereza.
Siento horror por todos los oficios. Amos y obreros, todos ellos rústicos e innobles. La mano que escribe es igual a la mano que ara. - ¡Que siglo de manos! - Yo nunca tendre mano. Despues, la domesticidad lleva demasiado lejos. La honestidad de la mendicidad me aflije. Los criminales repugnan como los castrados: en cuanto a mí, estoy intacto, y no me importa.
¿Pero quien hizo tan perfidia mi lengua como para que guiara y aparara hasta aqui mi pereza? Sin que me sirva para vivir ni aun de mi cuerpo, y mas ocioso que el sapo, he vivido en todas partes. Ni una sola familia hay en Europa que no me conozca. - Quiero decir, familias como la mía, que todo lo fincan en la Declaracion de los Derechos del Hombre. - ¡Conoci a cada hijo de familia!
¡Si yo tuviera antecedentes en un punto cualquiera de la historia de Francia!
Pero no, nada.
Para i es evidente que siempre fui de raza inferior. No puedo comprender mi rebeldia. Mi raza no se sublevo nunca sino para pillar: como los lobos al animal que no han matado.
Evoco la historia de Francia, hija mayor de la iglesia.Villano, habria echo el viaje a tierra santa; en mi cabeza hay caminos por las llanuras suavas, paisajes de Bizancio, murallas de Solima; el culto de Maria, la ternura por el crucificado que despierta en mí en medio de mil hechicerias profanas. - Estoy sentado, leproso, sobre las vasijas rotas y las ortigas, al pie de un muro roido por el sol. - Más tarde, caballero, habria vivaqueado bajo las noches de Alemania.
¡Ah, mas todavia! : en sabbat, bailo en un claro rojo con viejas y niños.
Nada recuerdo mas alla de esta tierra y el cristianismo. Nunca terminaria de volver a verme en ese pasado. Pero siempre solo, sin familia, inclusive, ¿que lengua hablaba yo? Jamas me veo en los consejos de Cristo ni en los consejos de los Señores - representantes de Cristo.
Aunque haya estado en el siglo anterior, sólo hoy vuelvo a encontrarme. No mas vagabundos, ni más guerras inciertas. La raza inferior todo lo ha ocupado - el pueblo, segun se dice, la razon; la nacion y la ciencia.
¡Oh, la ciencia! Todo lo han vuelto a empezar. Para el cuerpo y el alma - el viatico - tenemos la medicina y la filosofia - los remedios de las comadres y las canciones populares arregladas. ¡Y las diversiones de los principes y los juegos que ellos prohibian! ¡Geografia, cosmografia, mecanica, quimica!. . .
¡La ciencia, la nobleza nueva! El progreso. ¡El mundo anda! ¿Porque no habria de girar?
Es la visíon de los numeros. Vamos hacia el espíritu. Es muy cierto, palabra de oraculo, lo que digo. Comprendo, y no se explicarme sin palabras paganas, quisiera callar