Desde el punto de vista religioso mis preferencias sexuales eran consideradas una enfermedad, pero para mis padres no era más que una indecisa etapa parte de mi trayectoria de vida en este mundo. Día tras día luego de haber salido frente a mis padres pensé que me echarían de casa e incluso ya tenía un plan para cuando eso que esperé sucediera sin embargo, no lo hizo. Mi padre lloró, mi mamá guardó sus comentarios y ante mi insistencia cuando terminamos de cenar y mi padre se retiró ella me aseguró que estaría para mí a pesar de todo. Mi papá se mostraba reacio a aceptarlo y sin más reparo con el transcurso de los días volvió a ser el mismo de antes conmigo siempre y cuando no mencione nada de nada, magnífico, peor es nada constantemente me convencía de ello.
¿Cómo te fue? —. Me saludó mi querido amigo Wallace, heterosexual por donde lo mires, amable y atento aunque no lo crean. Aplazaba mis contestaciones para evitar decir algo fuera de lugar o sin sentido, vivía perdido en los bosques de mi mundo y Wallace siempre estaba ahí para ayudarme a encontrar un camino viable. Lo amaba, era el mejor amigo de todos. — No he querido mencionar nada en casa luego de eso, pudo haber resultado desastroso pero conservo el apellido —. Bromee tratando de aliviar el ambiente que a un paso de convertirse tenso, estaba. — Cuentas conmigo y con Luana siempre que lo necesites, pequeño. Me debo ir, es hora de las prácticas —. Y así revolvió mi cabello transmitiendo sosegado sentimiento de paz partiendo para sus actividades extracurriculares.
No me tomó mucho tiempo llegar a casa más que los veinticinco minutos a pie, estudiaba en una secundaria pública a pesar de no estar tan mal económicamente y mi padre encontró una buena ubicación para ahorrarme el gasto de transporte. Él no me conocía. Vivir en la misma casa no significa que seamos los mejores en la comunicación, apenas con mi madre hablaba pero nunca era suficiente, no quería cansarla ella merece hacerlo cada vez que llega a casa a las seis de la tarde.
"Asistirás a sesiones con la psicóloga Bryson, cinco de la tarde".
Sabía que los silencios y el drástico retorno a la rutina no era común, no tenía más opción que aceptar.
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Sinners |l.s|
Short StoryLa sala de espera era su punto de encuentro, la puerta de salida trasera su escape a la libertad, el auto del mayor su transporte hacia sus deseos desde los más inocentes hasta los más impuros. El amor entre dos personas de un mismo género es mal vi...