The walking Dead ( Daryl Dixon) Fanfic

La prisionera

Narra Isabelle

Como dije antes, estaba a punto de entrar a una de las casas de aquel pueblo cuando escuché el sonido inconfundible de un seguro desactivándose detrás de mí.

Alguien me estaba apuntando.

— ¿Quién eres? — preguntó una voz rasposa. No giré de inmediato. En cambio, una sonrisa torcida se dibujó en mis labios.

— Tu peor pesadilla — respondí, alargando la pausa entre las últimas palabras y girándome con calma, mostrando una sonrisa de loca que probablemente hizo dudar a mi agresor de que estuviera cuerda.
Lo primero que noté fue que no estaba solo. Detrás de él había dos mujeres, un niño y otro hombre. Un grupo, bien organizado por lo que parecía. Pero mi atención se centró en el tipo que me apuntaba. Cabello castaño, ojos azules, ropa sorprendentemente limpia… Un hombre que claramente no estaba viviendo en la mugre como la mayoría de los sobrevivientes.

— ¿Quién eres? — repitió, con un tono más apremiante, tratando de intimidarme.

Error. Nadie me intimida.

Le sostuve la mirada con firmeza, sin pestañear. Si quería que me sintiera acorralada, iba a decepcionarse. Cuando vi que su paciencia se agotaba, decidí darle algo para trabajar.

— Me llamo Isabelle Lightwood. Un gusto. — Me quité el gorro de la capucha, dejando ver mi rostro por completo, y sonreí con una confianza descarada. El tipo frunció el ceño, como si mi respuesta le hubiera complicado la vida en vez de aclararle algo.

— Rick Grimes — se presentó con la misma seriedad — ¿Tienes un grupo? ¿Estás sola?

Su mirada bajó lentamente por mi cuerpo, evaluándome. No con lujuria, sino con cautela, buscando signos de peligro. Bien, eso significaba que no era estúpido.

— ¿Me ves con alguien más acaso? —respondí con obviedad, arqueando una ceja con diversión. No iba a confiarles nada sobre mi gente. No eran de fiar.

Ya estaba armando un plan para salir de ahí si las cosas se ponían feas. Solo eran cinco. Podría dispararle al niño para dejarlos en shock y ganar unos segundos… No, demasiado dramático, incluso para mí. Mejor tomaría a la mujer más cercana como rehén, usaría mi arma para que soltaran las suyas y me largaría sin más problemas. Sí, eso sonaba mejor.

— Responde mi pregunta — gruñó Rick, sacándome de mis pensamientos homicidas. Oh, esto se ponía interesante. Su paciencia se estaba agotando y yo amaba empujar a la gente hasta ese punto.

— Cometes un grave error gritándome, así menos conseguirás de mí —canturreé con diversión, observando cómo la frustración se acumulaba en su mirada.

— No estoy para juegos. Responde o te mato ahora mismo — amenazó, alzando su arma hacia mi cabeza.

Bufé.

— Yo tampoco estoy para juegos, así que tú y tu grupito pueden irse al carajo, porque no me dan miedo. — Me di la vuelta con la intención de largarme, pero no di ni tres pasos antes de que una de las mujeres se interpusiera en mi camino.

Una katana. Vaya, eso era nuevo. Me agrada su estilo.

— ¿Quién te crees tú? Deberías estar suplicando por tu vida — dijo la mujer, apuntándome con la espada. Ahora resulta, ¿Quién me creo yo? Pues si son ellos los que me estan molestando.