Capítulo 5

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La noche era fría, podía sentir el aire helado besar su piel a través del uniforme, nadie le había advertido sobre los inviernos en la capital del imperio, de haberlo hecho se habría puesto un poco de ropa bajo las telas que confeccionaron para da...

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La noche era fría, podía sentir el aire helado besar su piel a través del uniforme, nadie le había advertido sobre los inviernos en la capital del imperio, de haberlo hecho se habría puesto un poco de ropa bajo las telas que confeccionaron para darle nombre y lugar como un guardia del palacio. Al fin, después de tanto esfuerzo y años de entrenamiento se le había ascendido, dejó de ser un guardia común y corriente para ser el protector de la familia real.

Frotó sus manos intentando que la fricción le diera un poco de calor, lo cual fue totalmente inútil, sentía su cuerpo temblar y la nariz fría, sus cabellos chocolates ya se habían hecho blancos por la nieve que se posaba en ellos, trataba de sacudirse cuando vio la sombra de algo espantoso, levantó la mirada al cielo para ver el instante en que la princesa saltaba de su ventana para ser capturada de los brazos por un dragón que rodeaba la piel de la princesa con sus garras.

¡Oye! —gritó tratando de llamar su atención, pero la bestia solo se alejó, él no recordaba haber visto un dragón jamás en su vida, según las leyendas la diosa Artgwnne berka los había extinguido. Al ver que nadie le había hecho caso dejó de perder el tiempo, se internó en el oscuro bosque tratando de seguir a la bestia, tendría que bajar en algún momento, desenvainó su espada para estar preparado cuando encontrara a la princesa y poder traerla de regreso sana y salva, corrió lo más rápido que pudo y cuando sus piernas amenazaban con flaquear se obligaba a seguir, una vida estaba en peligro, su heredera corría peligro.

Al llegar al límite del bosque se dio cuenta que también había llegado al final del continente, frente a él solo había un barranco que lucía infinito, era el salto de Balmut, donde muchos eran arrastrados y lanzados a su muerte, más allá de donde se encontraba no había nada, buscó con los ojos a la bestia que capturó a la princesa pero no encontró nada, buscó también a la princesa y la encontró, parada al borde del acantilado, pero no era la misma a la que había visto salir por la ventana, el vestido rojo estaba tirado en la tierra, y el cuerpo desnudo de la mujer estaba expuesto al frío, se quedó estático, a pesar de ser tan joven estaba bien proporcionada, y su piel blanca se veía tan suave que quiso acariciarla, pero se detuvo cuando la escuchó gemir de dolor, observó cómo el cuerpo de la mujer se cubría con escamas y de su espalda salían un par de alas iguales a las de la bestia que la raptó.

No entendía bien lo que estaba sucediendo, y tampoco quiso interferir, se dijo a sí mismo que encontraría una explicación para lo que sucedió esa noche y que cuando la hallara, se lo comunicaría al rey. Nunca se imaginó que la explicación no llegaría, y que ese sería un secreto que tuvo que guardar, y no solo una vez, si no muchas, pues ir a observar a la princesa desde las sombras se volvió su adicción, y los siguientes años fueron igual, hasta que su rango ascendió a un Klipz.

 Nunca se imaginó que la explicación no llegaría, y que ese sería un secreto que tuvo que guardar, y no solo una vez, si no muchas, pues ir a observar a la princesa desde las sombras se volvió su adicción, y los siguientes años fueron igual, hasta...

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Cristal y Niebla (Borrador)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora