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Andrés

Al leer la carta que la madre de Isaac me había dado entre lágrimas no pude evitar sentir cierta felicidad. Por primera vez no había cometido una estupidez. Le entregué el papel que ya se encontraba arrugado y con manchas de lágrimas a la madre de Isaac, la abracé y le susurré que todo estaría bien.

Salí de la iglesia para dirigirme al lugar que siempre compartíamos juntos, ese lugar del que nadie sabía, que era nuestro lindo y pequeño secreto.

Ese lugar donde nos dimos nuestro primer beso.

Drunk In Love (LGBT) Donde viven las historias. Descúbrelo ahora