El viejo Gaius ponía los ojos en blanco cada vez que escuchaba un quejido o suspiro que su aprendiz dejaba escapar cada cierto tiempo mientras caminaba en círculos detrás de él
- Sabes Merlín, debería ir diciéndole a Uther que necesito unas camaras nuevas, haras un hoyo en el suelo si continuas caminando de esa manera -
El peliblanco se dió la vuelta para observar como el menor le regalaba una nerviosa sonrisa de disculpa.
- Qué es lo que te preocupa? -
- No lo entendería, Gaius -
- Si me lo explicas... podría entenderlo -
- Está bien - el pelinegro se sienta con cansancio en una pequeña silla bajo la atenta mirada del hombre mayor - Bueno... yo... es que yo, si usted supiera... si alguien se entera, ugh seria peor si él se entera... van a colgarme, o por dios Gaius prometame que no me dejara morir - así como se sentó el joven mago se levanto con brusquedad, volviendo a caminar nerviosamente por los alrededores.
- Merlín... habla claro -
- Está bien... yo... -
- Estará todo bien, confía en mi -
- Me gusta Arturo -
- . . . -
- Lo vé!? Usted reaccionó así, no quiero imaginarme lo que me hará Arturo si se entera y peor aún, si se entera Uther -
- Lo siento, lo siento, sólo... fue muy... inesperado -
- Pero aún asi, es difícil de comprender para los demás -
- Lo es, pero es amor a fin de cuentas y es bienvenido -
- Gracias, pero estoy seguro que no será bienvenido por Arturo -
- Qué no sería bienvenido por mi? -
El pelinegro se dejo caer en la silla fallando por unos centímetros y cayendo directo al suelo haciendo que el joven Príncipe ponga los ojos en blanco.
- Oh! Joven principe... necesita algo? -
- Qué? Oh! Si, mi padre quiere verlo ahora -
- Claro, iré enseguida... y no se preocupe por Merlín él solo tiene, dudas... existenciales-
- No me preocupa Merlín, no se de donde saca eso Gaius -
- Sigo aquí saben? -
El mas joven allí se encontraba sentado en el suelo con una mueca de dolor junto con fastidio.
- Está bien, me voy -
Gaius salió y dejo a ambos jóvenes solos, el cual uno de ellos camino hacia el otro acuclillandose a su altura.
- No deberías tener dudas existenciales, tu destino es estar conmigo -
El hechicero bajó la cabeza con vergüenza pensando que el rubio lo había escuchado todo.
- Estar conmigo y lavar mi ropa, pulir mi armadura y limpiar mis establos -
El sirviente rodo los ojos y comenzó a levantarse ante la mirada divertida del príncipe.
- Anda vamos! Rapido! - le hizo una seña de que se vaya y el menor asintió siendo sujetado antes de cruzar la puerta.
- y además de todo eso, quiero verte en mis camaras cuando acabes asi podemos hablar de lo mucho que te gusto -
El pelinegro abrió los ojos enormemente antes de salir rápidamente de allí para hacer sus tareas mientras un orgulloso principe lo veía casi correr hacia afuera .