Una carta sin destino.
Un año más amor mío, uno más que cumples estando tan lejos de mí, esperaba en este tiempo haber podido olvidarte, pero lamento al darme cuenta que no es así, cada día que pasa, más te pienso y no explico el porqué, no puedo arrancarte de mí ser, ¿Sabes algo? anoche volví a soñarte, te sentí tan cercano, estabas feliz, te hablaba con alegría de nuestras nietas, ¡Ah! si las vieras, son tan hermosas, unas lindas princesas, y yo te decía: ¡Mi amor! que linda vejez nos reparò el destino, disfrutando las alegrías que nos dan estas niñas, y... tu sonreías, me mirabas con ternura con tus ojos de juventud, como en aquellos lejanos tiempos de primavera, cuando una vez fui en tu vida, la diosa primera, pero... en el mismo sueño quedé pensativa, y me dije, -esto no puede ser verdad- estoy soñando, y dàndome cuenta que era otra jugada más, que me hacía el travieso Morfeo, pues no estàs aquí conmigo y es mentira que te veo.
Y al despertar, con asombro me percato de la fecha y hoy es tu cumpleaños número sesenta y cuatro y he reìdo a carcajadas, !jejeje! ¿Pensaste que nunca ibas a envejecer? que serías joven para siempre, recuerdo que solía compararte con El retrato de Dorian Grey, aquella novela del irlandès Oscar Wilde, pues te veías al pasar de los años siempre igual, saludable y guapo, sin rastros de madurez, ni de maldad, y el retrato iba dibujando las huellas, en tu caso te mantenìas tan bien, al punto de parecer el novio en las fotos de boda, cuando casamos nuestras hijas, ¡Casi increíble! siempre igual, casi como de treinta, en cambio yo cambiaba más y más con los años; una vez una vecina portuguesa recièn mudada, me preguntó por mi hijo mayor, refiriéndose a ti, y para ti fue un gran chiste, no tanto para mi, y tus amigos en bicicleta venían a buscarte y pensaban que yo era tu madre, porque habìa engordado, lo cual no me ofendía, porque yo amaba el recuerdo de tu madre quien fue una maravillosa mujer y gran madre a quien mucho quise y me quería, hasta su ùltimo día cuando me pidió, te quisiera siempre y nunca te abandonase, pues siendo tu, único hijo su mayor tesoro, te dejaba a mi cargo, ¡En buenas manos! y se lo jurè en el lecho de muerte. ¡Qué buena era! Dios la tenga en la gloria. Y si me marchè no fue por mi causa, pero si me llegaràs a necesitar ahi estarè para ayudarte.
Pero al correr del tiempo, todo cambia y suceden cosas insospechadas, y nos separò el destino. Hoy, quisiera volver a verte, estrecharte en mis brazos, sentir tu olor, tocar tu rostro, tomar tus manos, sentir el calor de tu cuerpo, pasar mis manos por tu cabello y ver al fin, cuantas canas pintas y si tienes pocas o muchas arrugas, si usas lentes o tomas remedios para la presiòn ¿Sabes? te cuento, ayer veía a nuestro hijo tan envejecido, pensè, ahora si parecerían hermanos y le dije, ¡Hijo! pareces hermano de tu padre, físicamente se parece tanto a ti, ¿Es increíble verdad? apenas se llevan veinte años, y como decìa Gardel, veinte años no es nada, y a esa edad fuiste padre por primera vez, que orgulloso debìas sentirte, eso pensaba, pero me equivoquè, hay un refràn que dice que una cosa piensa el burro y otra el que lo monta, jejeje! por suerte nuestro hijo es un ser ùnico, extraordinario, que a diferencia de ti, tiene buenos sentimientos. !Gracias a Dios!
!Así es la vida! por Josè Bolas, (filme Mexicano) eso dirìa mi padre, y acá estoy como toda una vieja poetisa, fastidiosa y comiendo tiza, con corazòn de necia adolescente, antes de dormir recordando, escribiendo y sin querer, queriendo, estoy llorando.
Espero que este día lo estès pasando feliz con aquella o con la otra, o con las tantas otras que rondan tu esquina, por ahí, y te canten el -Happy birthday- con un lindo pastel, como los que yo te hacìa y te esperaba junto a los hijos, hasta muy tarde que llegaras.
Bien, no es momento de reproches que sepan a malas noches, te deseo larga vida, ¡eso si! vete después de mi, para no tener que llorarte, delante del enjambre de abejas o de viejas y antes de que eso ocurra, que habrá de ocurrir algún día, espero que tarde, os deseo que alguna vez en tu miserable vida pienses en mí, en cuanto te amo y te amé, en cuanto luchè por el hogar y los hijos, y en cuanto sufrì por tu ausencia y tu presencia.
Ademàs quiero sepas que nunca creì posible, que después de recorrer juntos toda la vida, nos separásemos sin despedida, y asì nomàs, seamos enemigos acérrimos, ni siquiera amigos en facebook, porque me bloqueaste para no ver mis poemas, y ahora enfrentados por una casa, ¡No vale la pena! porque nada llevaremos a la sepultura, a cumplir la eterna condena, pero con sinceridad te digo, tienes mi agradecimiento por los hijos, lo ùnico bueno que hiciste en todos estos años perdidos, mejor dicho podridos.
Bueno mi amor, ya me despido, debo descansar, te reitero mis deseos para que tengas una buena vida, juègate a ganador, ¡Nunca pierdes! Y por los restos que quedan, disfrùtala, se feliz como una lombriz, y te atrapè mi amiga la soledad, yo tratarè de cerrar este libro y colocar el - the end - al último capítulo, cuando pueda perdonar y aceptar que perdí, quizás los dos fuimos culpables, en diferentes porcentajes, y tu sentimiento no fuè mas que un burdo plagio del amor.
Pero, no puedo prometerte, que dejarè de sentir esta inmensa pena de amor, pues tu recuerdo ya no me persigue, sino que sigue vivo dentro de mi corazòn, haciendo daño cual filosa daga, està clavada en mi alma hasta que llegue la muerte y con ella vuelva la calma, o en otra vida vuelvas a quererme.
Recibe saludos de universal amor, de esta mujer atormentada quien fuese tu esposa y muere de tristeza en noches como esta, y es posible jamàs los recibas, ni lo sepas, porque este muro tal vez desconozcas, o por ciega indiferencia o por cobardìa no te atrevas a leer.
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Raquelinamor
Miami Abril22/2017