The destroyer. {namjin}

Capítulo uno

El sonrojo del atrevido chico que se acercó a aquel aparente negociante era evidente.
Pensó en rechazar su oferta pero después de todo fue su idea el acercarse y querer probarlo, claro que no queria parecer cobarde, pues no lo era, o eso creía.
Miró hacia abajo tratando de que el destructor no notara sus mejillas teñidas de color carmín pero fue en vano.
Namjoon río.
-- Demonios, te ves adorable -- soltó el negociante mientras levantaba la mirada de aquel ser avergonzado con su mano derecha desde el mentón.
Si que parecía un tomate.
-- Que te parece si... ¿Vamos a mi casa? -- preguntó Nam.
-- Me parece estupenda la idea -- dijo el de nombre desconocido para el destructor.
Él anteriormente nombrado tomó su mano y lo llevó hasta su auto, abriéndole la puerta para que subiera de copiloto.
No fue hasta entonces cuando apenas se subieron que conectaron sus miradas.
Sonrieron.
-- ¿N-no vas a c-conducir? -- preguntó el copiloto un poco nervioso por tenerlo tan cerca y solo para él.
-- ¿Qué te parece... una aventura en el auto? -- sonrió aquel individuo egocéntrico -- suena más excitante, ¿No crees?. -- dijo mientras besaba su oído.
El mayor soltó un suspiro notorio para después comenzar con la ronda de besos.
Namjoon apagó la luz del auto de vidrios blindados, nadie los vería, aunque en verdad eso era algo que a él no le importaba en lo absoluto.
Camisa fuera.
Pantalón fuera.
Zapatos y medias; fuera.
Se miraron jadeando.
El mayor se mordió el labio.
Ambos tenían el cabello ligeramente alborotado mientras sus respiraciones estaban más que agitadas. Sus corazones latían a mil por hora y se miraban a los ojos como si fueran capaces de ver sus almas desnudas.
La mano del sonrojado pasivo, se acercó temblorosamente a la ropa interior del, aquel entonces conocido como rey de la destrucción.
Este lo detuvo.
-- Espera --tomó su mano sonriendo-- aún no me has dicho tu nombre, juguetón.