[Parte Única]

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El cuerpo entero le temblaba ligeramente, y las manos le sudaban de forma exagerada. Parecía que el suelo bajo sus pies vibraba y atemorizado, dedujo que pronto aparecería la grieta que se lo tragaría entero.

Dirigió una tímida mirada al frente y con ella examinó de vuelta el lugar minuciosamente como ha estado haciendo desde hace horas para no morir de aburrimiento. Todo seguía limpio, perfumado y cómodo. Eso le gustaba, y no sólo a él, sino que a su bebé también. Su hijo era quien mejor se encontraba, y más allá de sus nervios, él se sentía en casa.

Los papeles perfectamente amontonados sobre el escritorio, y el leve ruido que creaba el bolígrafo mientras se deslizaba por las hojas y las teñía de un tono opaco, era relajador. Amaba el orden, y adoraba la simetría que meticulosamente le daba un balance extraordinario y esa aura de paz a todo, en este caso, al despacho principal de la Sra. Kang.

Acarició su vientre por sobre la tela de la camisa que llevaba, encantado con lo rápido que este crecía. Se sentía muy mullido y suave a pesar de no tener un contacto directo. Pero la tela fina no dejaba nada a la imaginación y no había diferencia entre acariciarse directamente o con una tela de por medio, por increíble que sonase. Con razón le gustaba tanto a su novio hurgar en él, y recorrer los lugares más recónditos de su vientre. Se le hizo imposible no sonreír al recordarlo.

El pequeño retoño de ambos crecía saludable dentro de él, y la sensación de tenerlo y saber que pronto será padre le llenaban las entrañas de orgullo y le hacían lagrimear. Secó el escaso liquido que había abandonado sus ojos, y miró a la directora.

Aquella mujer bien preparada era sagaz. Se encontraba erguida y discretamente molesta. Sus tenaces movimientos le cohibían un poco, pero detrás de esa fachada había una buena mujer y lo sabía. Aunque lo regañara por ser un patán irresponsable, el amor era mutuo.

—Apúrate vieja, mi bebé tiene hambre.

Resopló, y se acomodó mejor sobre el asiento, cruzando sus largas piernas y abanicándose con las manos.

—Yo debería ser quien tuviera hambre, pero no ayuda el querer tener un hijo cuando mantienes las piernas cerradas.

—Solo date prisa, en serio me urge comer algo. Me conoces bien y sabes que soy capaz de comerme todos tus huesos aquí mismo. Nadie se daría cuenta de tu desaparición, eres tan amargada que ni te recordarían.

Ella se tomó el tiempo de mirarme sorprendida, y un poco dolida por mis últimas palabras. Sin culpa alguna giré mi vista a otro sitio, convencido de que haberle devuelto parte de su veneno estaba bien.

—No tenías porque ser tan cruel, ya entendí, bastardo.

Aquella mujer le tendió la mano, pasándole una hoja firmada y lisa. Sonrío descaradamente mientras tomaba el papel entre sus manos y decidió que había sido suficientes castigo. La venganza era tan dulce que sentía un líquido bajarle y subirle por la garganta, por lo que cerró la boca y respiró profundo, intentando contener las dagas atoradas en su interior.

—Ya era hora. —empezó con simpleza, poniéndose de pie. —Te recomiendo que dejes de ser tan tosca mal parida, necesitada de sexo duro. Hasta nunca, perra.

Dijo dirigiéndose velozmente a la puerta. Oírse dar un consejo que necesitaba él con urgencia era bastante cómico. Conteniendo un quejido de dolor y una carcajada triunfante por la cara de su futura directora, salió con una sonrisa imborrable por aquella puerta.

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⏰ Última actualización: Sep 21, 2017 ⏰

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ASHIXIAN TISSUE ➳JIKOOK OSDonde viven las historias. Descúbrelo ahora