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El walkie talkie.

Lo único que me mantenía cuerdo, lo único que evitaba que cayera en el precipicio lleno de gente cínica y aprovechadora que llamamos "sociedad"

Todas las noches le hablaba.

Le hablaba a la nada, pero le hablaba.

Lo hacía desde el día en que mi padre murió.

Desde el día en que escuché sirenas de policía a lo lejos y el sollozo de mi madre.

El mismo día que bajé al sótano y encontré esa radio.

La radio que me permitía escapar de la realidad, me hacía creer que  había alguien ahí, escuchandome, aunque en realidad no hubiera nada.

Esa maldita radio.

Todas las noches, le contaba mis problemas, lo que me pasaba, como veía a mi madre volverse cada día más sínica, adornando su cuello con joyas y perlas, sólo por el visto bueno de los vecinos.

Le contaba que mis amigos cada día se alejaban más de mi, que mi único soporte era ella, esa radio vieja que encontré en una caja hace ya más de nueve años.

Pero, en noches como esta ¿quién necesita amigos?

Le contaba de las veces que había encontrado a mi madre con otros hombres, para "olvidar a papá", le contaba de todas las veces que había deseado desaparecer, de todos esos días grises en los que no podía pensar nada más que tomar un cuchillo y pasarlo por mis muñecas, días en los que quería dormir y no despertar nunca.

Todo eso lo sabía.

Hasta que un día dejé de hablarle.

Nightmares [Jalex]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora