Una mina normal.

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Disclameir: Los personaje pertenecen a Rumiko Takashi. Todos los derecho a ella.

Capítulo uníco: Una mina normal.

  Kikyou miraba atentamente a InuYasha, lo observaba con cierta idolatría. Sabía que no era perfecto, pero no podía evitar observarle así. Desde la primera vez que lo vio, había notado la belleza física de éste. Pero claro, ella no tenía permitido sentir, su único deber era cuidar su aldea.

  Ahora, que ambos estaban en el mismo bote, se había animado a mirarlo y a ver mucho más de lo que simplemente sus ojos lo dejaban ver. Ella ya lo sabía, se había enamorado. Pero no podía aceptarlo pronto, o al menos hasta que su sueño de ser una chica normal se cumpliera. Nunca había soñado con eso, pero desde que sabía lo que su corazón sentía, no podía evitar querer serlo. Ser normal para él, ser normal para amarlo sin límites, ser normal para ser ambos felices.

  InuYasha mientras remaba se había dado vuelta para mirarla. Notó la belleza de la joven, era muy bonita a pesar de la mirada triste que siempre tenía. Pero desde que había ido a la mañana a hablar con ella, la había notado más feliz. No lo entendía, pero desde que le dijo que quería usar la Gema Shikon para que él se volviera humano la notó más feliz. Entendía que quizás a ella le alegrara la idea que fuera humano para no sufrir más la soledad que lo acompañaba, porque ahora estaría en compañía de los humanos. Mas no entendía por qué no se preocupaba de ser una chica normal. Perdería todos sus poderes, ya no podría defenderse. A él le consternaba la idea de que le pasara algo a la sacerdotisa, había aprendido a quererla, a preocuparse por y de ella. No soportaría si se hacía daño.

  Habían viajado en bote toda la mañana, pero la tarde se presentó. Una hermosa atardecer los cubría, donde ambos analizaban su futuro. Uno no sabía si aceptar, la otra deseaba que le dijera que sí.

  Ya habían llegado a destino, InuYasha ya había subido y Kikyou aún no.

  El pie de Kikyou tropezó, pero no cayó porque los brazos protectores de su amado la habían sujetado. Ella lo miró, con los ojos brillosos. Se había sentido tan débil. Nunca en su vida había sido dependiente a nada ni nadie, pero ahora sentía que si él se fuera no podía seguir adelante. Que necesitaba refugiarse en sus cálidos brazos. Que una vez en su vida dejar de luchar, dejar de defenderse y que la defiendan. Descansar aunque sea un momento corto. Maldijo su vida, maldijo ser una especie de dios, donde todos la necesitaban y ella no tuviera necesidades. Donde ella no podía amar. Quería ser normal, para dejar su vida atrás y armar una nueva con el híbrido...

  Por primera vez en la vida del chico, sintió tanta pena de alguien. Esos ojos tristes pedían a gritos que los salvaran de lo que le había tocado. No iba a permitir que Kikyou siguiera sufriendo, él lo iba a evitar a toda costa. Y sin pensarlo dos veces, la abrazó como nunca había abrazado a alguien. El joven sintió por primera vez calidez en su vida. Se sentía tan feliz de poder abrazarla, de poder tocarla de esa manera. Esa pequeña muestra de afecto, que para él era mucho, fue lo mejor que le había pasado. Podía escuchar y sentir más el tranquilo latir del corazón de la muchacha. 

  Aun así, InuYasha seguía con la duda que le surgía desde la propuesta de la miko.

—Kikyou, ¿por qué querés ser una mina* normal? —le preguntó en forma de susurro.

  Kikyou se había crispado al escuchar eso. No sabía cómo decir porqué pretendía ser normal. ¿Él la aceptaría? ¿Él la amaba? ¿Sentía lo mismo? La joven por primera vez sentía miedo y no sabía cómo controlarlo. Y encima él se lo volvía a preguntar. Sin pensarlo, sólo dejó que por una vez en su vida su corazón actuara.

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