De nuevo tú

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Era un espacio oscuro al rededor. No recordaba que hacia allí, ni como había llegado.

Absolutamente nada.

Pero frente a ella estaba sentado sobre el suelo - o lo que fuera ese espacio negro bajo ellos- un chico que reconocía. Un joven de cabello oscuro y largo, amarrado en una trenza. Cuya piel bronceada se matizaba de un sutil color canela, dando a sus facciones juveniles un atizbo de magnética masculinidad, esto contrastaba porque sabía que no era una persona de buen proceder, pero debía admitir que ese joven era tan apuesto como sanguinario. Con una característica estrella de cuatro picos dibujada sobre su frente, reconocía al poseedor de todas esas particularidades.

Frente a ella estaba Bankotsu. El líder de los Shichinintai.

Pero ¿no se suponía que estaba muerto?

—Eres Bankotsu ¿verdad?

—No, solo soy una de tus fantasías...—hizo una pausa—¡Diablos mujer! Claro que soy yo, ¿eres idiota como para no reconocerme?

Kagome no quería contestar de forma grosera ante ese comentario, así que lo dejo pasar.

—Tú estabas muerto.

—Lo estoy—contesto Bankotsu como si fuera lo más obvio del mundo.

Ella calló por unos instantes por la naturalidad de su respuesta.

—Pero entonces, ¿qué hacemos aquí?

—No lo sé.

—Pero entonces...

—¡Que no lo sé! ¿Quieres que yo resuelva todas tus dudas? Pues déjame decirte que estamos en igualdad de condiciones, mujer.

Se notaba que él tampoco estaba contento de estar ahí, en este espacio vacío en el que se encontraban. Y por alguna razón, le creyó. No le pareció que le estuviera mintiendo.

—Kagome— aclaró ella.

—¿Qué?

—Mi nombre es Kagome.

Hubo unos segundos de silencio, los que Bankotsu rompió dejándose caer de espaldas en el suelo. De verdad no es como que tuvieran más cosas que hacer realmente, solo estaban ellos dos, o mejor dicho: estaban ellos dos en ese enorme espacio negro.

—Entonces Kagome. ¿Eres la mujer del hibrido ese?

—¡¿Su-su mujer?! No, solo... viajamos juntos.

—Me mientes ¿cierto?—menciono con desgana.

—Es que bueno... yo... él...

—Si notas que te escuchas estúpida ¿no?—Se sentó de nuevo con las piernas cruzadas—No le hayo utilidad a que me lo niegues. Un hibrido como él no te protegería si no fueras su mujer.

A Kagome le sorprendía que pudiera mantener una plática con Bankotsu a pesar de sus malos modos. Le miro. No entendía el cómo... a pesar de que tal vez le odiara aun por haber lanzado esa flecha sagrada a su brazo, el moreno seguía con la conversación.

—Pero...—ya no supo que más decir.

—Ahora que recuerdo, esas ropas son extrañas. Me da un poco de curiosidad saber porque traes ese tipo de ropa. Enseñas mucho las piernas. ¿Trabajas en un burdel?

Bueno, eso sí era ofensivo.

—¡Es mi uniforme, idiota!

—Ah... ¿Uniforme? ¿De qué?

—De mi preparatoria.

—Se supone que me debes de dar una respuesta que resuelva dudas, sabes. ¡¿Qué maldita sea es una preparatoria?!

De nuevo túDonde viven las historias. Descúbrelo ahora