Cumplir los Sueños

Cumplir los sueños - 2

  -Está noche es para ti. Su voz era más grave de lo normal. Se despego de ella para sacarle la blusa, cuando la tuvo ahí con solo con ese sostén cubriendo esos delicados pechos que ansiaba acariciar......degustar, nuevamente se perdió en su cuello y con un reguero de besos bajó a los pechos besándolos por encima de la tela. Recorrió la espalda de Inés con caricias lentas haciendo que ella delirara en cada toqué, quitó el broche dejando los pechos desnudos -Eres tan hermosa, déjame ser, deja que sea yo toda la vida....Dijo en su oído y se dispuso a darle atención a esos pechos que también ansiaban ser tocados, sus pezones estaban erectos y su piel cada vez que rozaba se erizaba. Introduciéndose un pezón el la boca 
-aaahh. Fue lo único que pronuncio Inés. Con una mano se ocupaba del otro pecho y con la otra iba dejando toques lentos por el vientre plano. Ella llevó las manos a la bata de Victoriano y quitó los botones como pudo, tocó su espalda, quería que también sintiera lo que él provocaba en ella. Ambos no aguantarían mucho más ese juego de seducción. Él la sentó en la cama, le sacó las botas y las medias, continuando con su pantalón, dejándola solo con esas pequeñas braguitas negras. Al verla casi desnuda solo con esa pequeña tela como barrera, se apresuro a desnudarse él. Ahora que los dos quedaron en igual condiciones. La acostó y volvió a poseer sus senos. Inés se sintió algo avergonzada por no poder controlar los gemidos que se presipitaban de su garganta producto del inmenso placer que le otorgada Victoriano. -aaahh Victoriano....dijo Inés en un gemido que parecía más una súplica.
-Tranquila morenita, paciencia.
La voz de él salió tan roca que ella se percató que estaban igual de excitados los dos. Él seguía degustando de esos pechos que tanto había ansiado tocar, le parecía que todo el Infierno vivido antes era nada comparado con la gloria de tenerla así, desnuda en una cama bajó su cuerpo completamente a su merced, ella estaba tan receptiva a sus caricias que él temía tanto perder el control y no estar a la altura.

Inés arqueó las caderas cuando él empezó el caminó de sus pechos hasta su pelvis dejando un rastro de besos húmedos a su pasó. Victoriano quería ir despacio, pero fue más sus ganas de probarla, sin previo aviso guío una mano al sexo ella y lo palpo, sintió lo resbaladiza que estaba por la excitación. Con delicadeza paso los dedos por el clítoris de Inés provocando que un gemido agudo saliera de ella. Introdujo uno de sus dedos en su húmeda cavidad de placer de su morenita, lo movió de adentró hacía afuera y en forma circular. Inés casi convulsiona.
Victoriano sonrió triunfante, esa mujer iba hacer suya siempre.

Sus dedos continuaron torturándola, pero él tenía una sorpresa extra....Su lengua...

Ella gritó cuando la lengua húmeda y caliente de Victoriano rozo el punto más erógeno de su sexo. Él la saboreaba con tanto entusiasmo que Inés desfallecía de placer. Los dedos de Victoriano seguían en su interior ahora acompañados de su traviesa lengua, le provocaron tal orgasmo que ella empezó a temblar sin control. Él no se detuvo prolongándole el placer..-Victo...riano por faaavorr por favor, aahh por favor..
Al escuchar a Inés, Inés su morenita, su amor suplicando por él, se volvió loco de deseó. Hizo que ella levantará un poco las piernas, se colocó entre ellas, y acercó su miembro que se encontraba en nivel de excitación máximo. Cuando sus sexos al fin se rozaron, los dos gimieron, poco a poco centímetro a centímetro fue entrando en ella, con delicadeza, estaba ansioso por estar en su interior, pero no quería lastimarla, había pasado tiempo y debía ir al ritmo que ella marcará.

El cuerpo de Inés recordó sensaciones que cría olvidadas, sentir esa intimidad entré los dos era algo que imaginó no tendría otra vez. Victoriano sigo en su labor, penetrando de a poco, pero era una tortura para ambos
-Victoriano....... Con ese ruego él comprendió que ella también necesitaba más, se retiro lentamente y de una sola envestida se clavo en su interior.
-Te amó mí morenita, te amó.
Esto provoco que se escapara un gritó de Inés, fue tan fuerte que se tensó al pensar que alguien los escuchara. Victoriano se alarmo
-Morenita, te lastime? . Angustiado.
-No, no pares! Jadeante.
Él sonrió y poso sus labios en los de ella, sus lenguas se encontraron y empezaron una lucha de poder, de no dejar rincón de esas bocas por tocar.

-Estás tan apretada. Dijo con la voz ronca por la excitación.
-He deseado tanto tenerte así, que tengo miedo de dañarte. Jadeó.
Escondía su cabeza en la curva del cuello de Inés acariciándola con la lengua.
Inés gimió.
-Tú nunca me harías daño, yo también te deseó Victoriano......
Eso era lo que él esperaba para no cohibirse más, escucharla decir que ella también lo desea..
Movió sus caderas con más agilidad.
Ella gemía sin control.

Gemidos, respiración agitada, el choque de sus sexos que ardían en cada toqué, palabras dulces....o subidas de tono por parte de él, y algunos te amo, eran los sonidos de fondo que amenizaban la entrega de esos dos cuerpos que unían sus alma nuevamente después de esa larga esperá que los mantuvo tan lejos y tan cerca....

El vaivén de caderas conminó hasta que ambos alcanzaron la cima de uno de los mejores placeres carnales, que acompañado de amor era sublime. Un orgasmo que los dejó extasiados.
-Eres mía, mía.
Se escuchó de la voz de Victoriano . -Solo tuya. Dijo ella sin aliento.

Sin que ninguno lo planeará se durmieron, quedaron tan exhaustos que no pudieron evitar que los ojos se les cerrarán y sus cuerpos se pegaran como si necesitarán esa cercanía para tener la certeza que lo ocurrido era verdad.


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La mañana llego, en la hacienda Santos todo mundo madrugaba, bueno casi todos, porque esa mañana le empezaron a echar de menos a dos que eran los primeros en despertar y aún no aparecían.

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Como la noche anterior Inés no pensaba dormirse aún, solo se recostó un rato, quería esperar que llegarán del evento Victoriano y las niñas, por eso olvidó correr las cortinas. Eso hizo que los rayos de sol se metieran salvajes a esa habitación anunciándoles a esos dos cuerpos que se habían desbordado de pasión y amor la noche antes, que era hora de despertar de volver a esa realidad que los esperaba afuera. Porque ellos estaban muy cómodos y plácidos en brazos del otro en ese cuarto que era un idilio de sueño, pero la realidad no aguardaba mas.

Inés fue la primera en desertar.
-Dios! Se acomoda hasta sentarse, llevando las manos a su rostro. -Victoriano mí amor. Acaricia con suavidad el rostro de él..
-Mi amor, qué hicimos, no está bien.
Una lágrima intrusa se escapa y rueda por su mejilla.
Victoriano no es inmune al contacto de esas manos que tanto ama y de a poco abre los ojos, y la vé..
Sonríe
-Que hermosa eres.
Acerca su dedo a la mejilla de Inés donde cae la lágrima y la seca.
-No llores mí morenita, sé que no es la forma de hacer las cosas, pero esto que paso es una de las cosas más maravillosas que me han podido suceder en la vida. Él sigue acariciándole el rostro ella suspira y cierra los ojos.
-No me arrepiento, porque nunca podría arrepentirme de hacerle el amor a la única mujer que he a amado en la vida, hoy siento que nací de nuevo. Baja sus dedos rozando el cuello de Inés, ella aun con los ojos cerrados echa la cabeza hacia atrás disfrutando fe su toque.
-Victoriano, mi amor. Se acerca y toma las manos entre las suyas.
-Tampoco me arrepiento, no podría, porque aunque me negué que las cosas ocurrieran así, te amo Victoriano.
Algo avergonanzada
-Y estar en tus brazos otra vez fue....Baja la mirada, tímida.
-Victoriano no creí que entre nosotros esto.,, eeh
Se sentía nerviosa no sabia como lidiar con esas nuevas emociones. Él comprende y le causa tanta ternura que no evita robarle y un beso dulce, buscando tranquilizarla.
-Mi morenita tranquilízate, confía en mi, voy a encontrar la mejor solución para esto. Agarra las manos de Inés entra las suyas y las acerca a sus labios
-Vamos a estar juntos te lo juro, y como siempre debió ser. Ahora promete una cosa tu, promete que vas a desistir de esa idea de irte. Ella intenta soltarse.. –No, no Inés, promételo.
-Victoriano por favor! Dice con deje de molestia
-Pretendes que me quede aquí después de lo ocurrido, no esta bien entiende, acaso quieres que sea tu amante, eso es lo que buscas? Una esposa y una amante viviendo bajo el mismo techo? –Lo miro con severidad, Victoriano se tenso.
-No digas eso mi morenita, eres la mujer de mi vida, nunca dudes, yo jamás haría nada que te dañe. Te amo y después de esa noche tan especial entre nosotros no podría estar lejos de ti, no me dejes
La abraza
–Si? Por favor mi amor....dice muy cerca de su oído.

Unos golpes en la puerta los hacen reaccionar de su intimidad

-Nana estas ahí? Te ocurre algo, estas bien? Nana?
-Es Diana Victoriano, que vamos hacer, Dijo alarmada.
-Nana ya es un poco tarde y todos empiezan a preocuparse porque aun no te levantas.
-Nana, Nanaa, Nana despierta por favor, necesito que me ayudes, Nana?

Inés sentía la voz de Diana insistente pero no entendía porque de pronto todo era diferente, empezó abrir los ojos y se levanto de golpe al ver a Diana frente a su cama, se asusto de pensar que los había encontrado a ella y Victoriano en la cama.

-Que bueno que despertaste ya me estaba preocupando.
Ella seguía sin entender, miro el otro lado de la cama y no estaba Victoriano, echo un vistazo por el resto habitación y no encontró rastro de que allí ocurriera lo que ella pensaba, entonces? Todo parecía tan real y..
-Nana te dormiste con la ropa? Debiste estar muy cansada.
La ropa, aun tenia la misma ropa de la noche anterior, pero que ocurrió? O no, solo, había sido un sueño? Su amor y deseo por estar con Victoriano le habían hecho creer que todo era real, parecía tan de verdad, ella y Victoriano consumando su amor una vez mas, pero todo había sido tan especial que solo podía ser así....... Algún día su sueño de amor se realizara, ahora mas que nunca lucharía por eso...  

FIN!!!!!