secretos de domingo; tobiizu

one-shot

Izuna abordaba el tren en la mañana, este lo llevaba a su escuela. Claro, por ser un idol el pensaba que ellos querían que llevara la vida fácil, pero no, no lo llevaron a una escuela especial ni menos le dieron una limusina, no porque no tuvieran presupuesto, solo el Uchiha se negaba, y más así seguía teniendo su vida de un chico normal de preparatoria, lo malo es que en cada esquina se encontraba con sus fans, no le molestaban en los más mínimo ¡Claro que no! Los adoraba con todo su ser, pero le resultaba tedioso firmar autógrafos...y más si se lo pedían en alguna parte del cuerpo.

Al entrar al tren este estaba completamente lleno de gente, por obviedad se ganó casi todas las miradas, notó que habían unos carteles con una foto de él anunciando su próximo concierto.

Suspiró y buscó algún asiento, todos se levantaban para darle el suyo, aunque Izuna se negaba, debía buscar uno completamente vacío o si no simplemente ir parado.

Y lo encontró, ahí estaba uno, pero había una persona al lado...un segundo...¡DIOS! ¡Era el! Ese guitarrista que había conocido en una pequeña fiesta de la ciudad de Tokio, como era que se llamaba...lo tenía en la punta de la lengua.

Ah sí, Tobirama, ese chico de ojos rojos penetrantes, cruzaron unas cuantas palabras y nada más, se había avergonzado de tenerlo delante suyo, era...como decirlo, muy guapo, muy amable...muy muy todo. No se lo había podido sacar de la cabeza, otros días se siguieron juntando pero no era más que incomodidad, nunca se decían nada, cuando tomaba el valor de hablar justo el otro también lo iba a hacer, un total desastre.

Se acercó a donde estaba el albino y trato de llamar su atención, era eso o ir parado en el tren en donde más de un viejo verde puede tocarte el trasero.

Juntó el valor y habló.

-D-Disculpa, ¿Puedo sentarme a tu lado?- Preguntó, en un tono suave.

-...- El Senju lo observó, las palabras parecían no querer salir de su boca.- A-Adelante.- Se hizo más para un lado y el Uchiha se sentó, después de eso hubo un silencio.

-¿Qué hago? ¿Lo estaré molestando? ¿Tendré que hablarle? ¿Ya es tarde para escapar?- Pensaba, ansioso, mientras sentía sus mejillas rojas y debatiéndose si sería buena idea que se comiera las uñas y decirle adiós a la perfecta manicure.

-¿Me das tu número de telefono?- Preguntó el albino, ganándose la mirada sorprendida del menor, notó que estaba nervioso, sonrojado, había actuado sin pensar.

Empezó a reír un poco, acercándose más.

-Eso mismo pensaba yo, Tobirama-kun.- Dijo, aún sonriente.- A ver...anota.

Tobirama sacó su móvil y empezó a marcar el número del chico, eso, extrañamente, lo hizo feliz.

-Gracias, Izuna-san...-

-No hay de que.- A la siguiente parada, se bajaron, yéndose por diferentes caminos.

.

Así Izuna sacó la conclusión de que eran totalmente amigos. Este se encontraba en el set de grabación observando la pantalla de su celular, con una pequeña sonrisa adornando su rostro. Empezaron a hablar día y noche desde aquel día, no había hora en donde Tobirama no viniera con sus graciosos y dulces mensajes.

"¿Te puedo llamar?" Preguntó el azabache.

Tobirama por su parte, caminaba de un lado para otro por su habitación, dudando sobre si aceptar la invitación.

"Oh, espera, creo que no, tengo que hacer algo." Volvió a decir el menor.

Y mientras dudaba perdió la oportunidad, se pegó un cabezazo contra la pared voluntariamente por su torpeza.