Capítulo 3

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Mientras que Carolina caminaba hacía la oficina del director, en su mente estaba repasando los últimos días que asistió a clases, preguntándose si habría hecho algo muy malo para mandarla a la dirección o si cometió un error. Era la primera vez que la llamaban para ir a la dirección y se sentía nerviosa. ¿Por qué habrían de llamarla? Ella siempre ha sido una excelente alumna, hasta los profesores le han dicho que es un buen ejemplo para los demás alumnos. Tampoco hacía escándalos y tenía una familia única. Carolina era una chica tímida, que sólo hablaba cuando era necesario o le pedían que lo hiciera y lo único que la preocupaba era sacarse notas excelentes antes de salir del colegio y entrar a la universidad.

Carolina levantó la mano en forma de puño y con los nudillos tocó tres veces seguidas aquella puerta. Desde adentro, se escuchó una voz ronca contestar que le dio un escalofrío por su cuerpo.

—Adelante.

Tímidamente ella abrió la puerta y cuando entró, creyó que en cualquier momento le daría un paro al corazón por la rapidez que este latía al ver a Agustín. Él estaba sentado en su silla de su escritorio con un bolígrafo en su mano y papeles en su escritorio.

Sus ojos se oscurecieron al verla.

—Buenos días. La estaba esperando.- le dijo amablemente, aunque sin poder evitarlo, con un tono seductor. —Por favor siéntese.

Ella se sentó en la silla que se encontraba delante del escritorio y dejó las manos sobre su regazo. Se acomodó un mechón se tras de su oreja y respiró hondo para poder mantener la calma. Lamentó no haberse alcanzado a maquillar tan solo un poco antes de salir de su casa por haberse quedado dormida, pero era mejor así. Su largo cabello castaño oscuro caía por su espalda, con otros mechones cortos adornando su hermoso rostro.

Y a Agustín le parecía totalmente preciosa. Le gustaba las mujeres sin maquillaje, las prefería más a lo natural.

—Dijeron que me quería ver.- murmuró ella, tratando de no titubear al hablar.

—Así es. Lamento tener que interrumpir sus clases, pero era necesario que la viera.- le dijo, sintiendo que esas palabras eran más para él que por cualquier otra cosa.- Así que su nombre es Carolina Kopelioff, ¿verdad?

Pero claro que él sabía cual era su nombre. Conocía absolutamente todo de ella. Sabía donde vivía, el nombre sus padres y hasta su número de celular. Una de las ventajas que tenía de poder ser director era que  podía tener toda la libertad de averiguar la vida de cualquier estudiante, especialmente a quién le interesaba más.

Ella sólo asintió con la cabeza.

—No la llamé porque haya hecho algo malo. Puede quitarse esa idea.- le dijo para tranquilizarla

Carolina suspiró aliviada.

—Entonces... ¿Porqué estoy aquí?

Agustín apoyó los codos encima del escritorio y se acarició la barbilla.

Carolina aprovechó de examinarlo mientras esperaba  alguna respuesta. Traía los primeros botones de su camisa blanca desabrochados, con la corbata aflojada alrededor de su cuello y los botones de su saco abiertos. Se veía tan sexy que Carolina se alegró cuando notó en ninguna de sus manos traía un anillo, lo que significaba que no estaba casado. ¿O tal vez tenía novia? El simple pensamiento a deprimía.

—Hemos recibido una llamada de su madre, diciendo que usted debía retirarse hoy del colegio.- comenzó a decir Agustín. —al parecer, la hermana de ella se desmayó y dado que no está en el mejor estado para trabajar necesita de su ayuda.

Carolina pestañó varias veces. Luego los nervios que sentía rápidamente fueron sustituidos por preocupación. Preocupación por su tía. Debido a que las únicas personas con quien vivía por el momento eran su madre y su tía, entendía lo importante que era para su mamá irla a ayudar.

—Está bien.—le dijo con una calma que no sentía, bajando la mirada hacia sus manos sobre su regazo.—Entonces, ¿Me tengo que ir?

—Sí. —dijo y buscó su mirada con la suya. Quería que lo mirara a los ojos, quería perderse en eso ojos preciosos ojos color verde oscuro para saber lo que sentía.—Ya puede retirarse, señorita Kopelioff.

La campana del recreo que sonó anunció que eran las 10:00am. Agustín vio como Carolina asentía y se ponía de pie, acomodándose  un poco el cuello de su camiseta del uniforme del colegio. La miró enternecido. Él quería decirle tantas cosas, entre ellas, lo mucho que la deseaba, pero lo que más quería preguntarle era sobre su familia; saber más sobre su vida privada, sobre sus padres... Sobre sus sentimientos.

Al fin Carolina lo miró a los ojos, y lo que vio Agustín, no le gustó para nada para nada. Era el brillo de tristeza que se encontraba en sus ojos que le provocaba querer arrastrarla hacia su regazo, llenarle la cara entera de besos y abrazarla mientras la acunaba.

—¿Se encuentra bien?.—le preguntó con preocupación.

—Sí.— dijo mientras le regalaba una sonrisa débil.— estoy preocupada nada más por mi tía, pero bien.

—Tome.- dijo y le tendió un papel.—muestre esto a la salida del colegio y la dejaran irse.

—Gracias.- dijo y tomó el papel.

Carolina se volteó y se acercó a la puerta, consiente de que Agustín la miraba por detrás. Abrió la puerta y antes de salir, la voz de Agustín la detuvo.

—Señorita Kopelioff.

Ella se giró, mordiéndose el labio al sentirse seducida por la voz ronca y sensual de aquel hombre.

—Quiero verla mañana después de clases aquí mismo.

Carolina ni siquiera le preguntó la razón, solamente se sonrojó, asintió y después se fue. Mientras iba caminando en dirección a su casillero para sacar su mochila, pudo sentir la alegría volvía a apoderarse de ella.

Su corazón latía alocado, pensando que mañana lo volvería a ver, y esta vez, no solamente hablar…

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Hola!

Fue el capítulo más largo que he escrito😐

Les gustó?

Sigo?

Isa. Fuera✋

—IsaKope🌚

El Director [Aguslina] [Hot] [Adaptada]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora