Capítulo único

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Hansol aún recordaba la vez en que lo conoció. Se encontraba jugando en el jardín de su casa a los ocho años, junto a su hermana pequeña. En ese momento, ambos vieron claramente cómo llegaba un gran camión de mudanza acompañado de un auto no muy grande, y de este, salía un niño castaño que tendría su edad aproximadamente.

Dicen que la curiosidad mató al gato. Bueno, se podría decir que algo así fue. Hansol sin dudarlo, gritó:

— ¡Oye tú! —gritó, y el niño lo miró preguntándose si le estaba hablando a él— ¡Ven a jugar con nosotros!

El castaño fue corriendo donde su madre para quedarse detrás de ella, con un poco de miedo, pero ésta simplemente le dijo que debía hacer amigos y que se fuera a jugar con el niño del frente. Asi que caminó hasta llegar al jardín contrario y encontrarse con el otro pequeño de cabellos negros. Desde ese día se habían vuelto inseparables. Seungkwan se convirtio en su primer amigo.

Mucho tiempo después, a los catorce años, en pleno invierno fue a la casa de Seungkwan a jugar, ver peliculas y comer; lo cual era una actividad común en ellos.

Esa noche, la luz se fue en todo el sector y lo único que se les ocurrió hacer a los dos muchachos fue subir a la pieza del castaño y mirar las estrellas por la ventana. Los dos, hasta el dia de hoy, se acuerdan de lo hermosas que se veían. En ese momento Seunkwan habló.

— Vernon, mírame —dijo lentamente y el mencionado hizo caso.

Ambos se vieron directamente a los ojos por unos segundos que parecieron eternos. Hasta que de repente, la mano del castaño tomó la cara de su amigo y acercó sus rostros. Ninguno se separó. Sus respiraciones se unian cada vez mas hasta que los labios de ambos se hallaban juntos y lentamente, el beso se volvió mas intenso. Ese fue su primer beso.

Cuando ambos ya estaban en el penúltimo año antes de salir finalmente de el instituto y Hansol se había dado cuenta hace mucho tiempo de los sentimientos que tenía hacia su mejor amigo. Un día como cualquier otro, le pidió a Seungkwan que se encontraran en la sala de música del establecimiento y fue ahí donde le confesó su amor. El pelinegro no tenía miedo, no sabia por qué, pero pensaba que el contrario sentía lo mismo que él, sin embargo, fue completamente rechazado. El dolor se sintió en su pecho, ya que había tenido su primera decepción amorosa por culpa del chico que fue su primer amor.

A los días siguientes Hansol vio a Seungkwan acompañado de una chica. La conocía, era hija de un amigo de los padres del castaño. El pelinegro se dio cuenta que esta era la primera vez en la que sentía una envidia tan grande por alguien.

Pero no sabía que en el corazón de Seungkwan no habia espacio para otra persona que no fuera aquel chico que al sonreir mostraba sus bellas encías y su dentadura derecha. Sabía en el fondo de su alma que lo amaba; pero se sentía mal, porque sus padres lo habían criado pensando que una persona no puede enamorarse de alguien con su mismo sexo, y es por esto, que decidió salir con aquella chica.

Ambos se distanciaron después de aquellos sucesos, como era de esperarse. Incluso, Hansol se mudó a otra ciudad para realizar allí sus estudios universitarios y olvidarse finalmente del que fue su mejor amigo y su amado.

Sin embargo, un día una persona llamó al timbre del departamento del pelinegro. Exacto, aquel individuo era Seungkwan.

Llegó con una sonrisa incómoda en su rostro, y el pelinegro simplemente lo miró totalmente extrañado, mientras aún sentia la fuerte presión en su pecho, sin embargo , estaba dispuesto a hablar con él. Ese día conversaron, pero ninguno mencionó algo sobre sus sentimientos, simplemente decían y contaban experiencias triviales.

El tiempo fue pasando y los dos chicos volvieron a ser amigos, pero con esto, el amor fue brotando denuevo.

Un día como cualquier otro, Seungkwan fue a visitar a Hansol. Y en ese momento, la historia se repitio. Las luces se cortaron y ambos salieron al balcon a ver las estrellas y entonces fue cuando Hansol contó cómo recordaba aquel beso que tuvo a los catorce años.

— Creo que ese fue el mejor beso que he dado —comentó el contrario, mirando al cielo.

— ¿Tú crees? Nisiquiera teniamos experiencia en ese ámbito —dijo el pelinegro entre risas nostalgicas.

— Lo sé. Pero no es por eso que lo creo.

— ¿Entonces?

— Fue sincero —respondió Seungkwan posando sus ojos en los de él.

Algo dentro del pelinegro se agitó y sacó valor de quién sabe donde.

— ¿Y si volviese a pasar ahora sera sincero? —el castaño lo miro sorprendido.

— Yo... pienso que si.

Esa fue la señal que tuvo Hansol para acercarse lentamente a Seungkwan, mirando sus ojos y labios intercaladamente hasta depositar un tierno beso en estos últimos. Aquel contacto fue correspondido, y el castaño tomó su cuello para profundizar el beso, pero por la falta de aire tuvieron que separarse. Aún con las respiraciones agitadas Seungkwan habló;

— Hansol... yo te amo. Perdóname por todo el daño que te pude causar, yo sabía que te gustaba y aún asi salí con esa chica, porque era cobarde —dijo entristecido— Yo de verdad...

No pudo seguir. El contrario le había callado con otro beso, y esta vez lo tomó por la cintura y lo atrajo hacia si mismo. Lentamente separó sus labios.

— Yo sufrí mucho, pero te perdono completamente. Así es el amor, supongo. Si ahora estás dispuesto a intentarlo enmendarás todo el daño.

— Entonces estoy dispuesto —y no pudo haberlo dicho de manera más certera.

Hansol se dió cuenta de que después de tanto tiempo, por primera vez pudo escuchar que su amor era correspondido y ambos tenían la certeza de que nunca más en la vida iban a separarse, porque necesitaban plenamente el uno del otro.

El primero ✧ verkwan Donde viven las historias. Descúbrelo ahora