Capítulo 4

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—está es mí habitación

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—está es mí habitación.

Le lanzó una mirada, pidiendo poder pasar. Él solo me eleva una ceja, y sin decir nada, se va del cuarto. Dejando un silencio tranquilo.

Cruzó el humbral de puntillas.

Observo cómo hay dos camas, una no muy grande, pero tampoco muy pequeña. De sábanas anaranjadas con detalles color negro. Me dejo caer sobre el futón como una pluma llevada por el viento. Mi cara había quedado mullida contra la almohada de seda. Mientras que  parecía ser absorbido por la comodidad.

Suspiro y cierro los ojos. Aguardo unos segundos hasta que Vuelvo a abrirlos.

Y tristemente sigo en el mismo lugar.

Volteó y me quedo de lado en la cama. Los párpados me pesan y siento que no puedo dejarlos abiertos por mucho tiempo.

—shh

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—shh.

—guarda silencio, bestia.

¿Bestia?, ¿Qué soy?, ¿Qué está mal conmigo?

Me dejan caer al suelo. Sin poder sostenerme, voy de boca al vacío. Mi cuerpo es tirado hacia el piso y se impregna en su totalidad de aquel líquido espeso.

Tiene un olor horrible, y no me deja estirarme. Eso está por todo mi cuerpo, es de color marrón.

—estás donde perteneces, bestia.

Todos se ríen, ¿Se burlan de mí?

Oh, no, no, no.

—¡Paren! —les exijo, ésto no es divertido. ¡Dijeron que era un juego que me iba a gustar!

Me tapo la cabeza para que no me vean la cara. Tengo barro hasta en la boca, no quiero que me vean así.

—No me gusta esto...—susurro, aunque nadie me escucha.

ya, paren.

Todos los niños guardan silencio. Y ni siquiera me miran a mí, ven lo que está detrás de mí espalda.

—¿Les parece gracioso?, Imbéciles.

Mis amigos ponen cara de horror, para luego negar frenéticamente. Bajan la cabeza y se miran entre ellos, completamente rojos.

Siento como unos brazos me rodean, cierro los ojos. Estoy cansado, y me da miedo volver a jugar esto, no es divertido.

soy elevado del suelo, apretó más los párpados y las gotas de lodo se deslizan por mi cuerpo, causandome cosquillas. Mis ojos están llenos de esa cosa molesta.

vallanse al demonio. —masculla con ira.

Quien me lleva en brazos avanza, y parece que no le peso nada. Ya que camina con total tranquilidad.

abré los ojos, dobe.

—¡¿Dobe?! —me sacudo entere sus brazos, aún sin abrir los ojos.

—¡Espera!

Abro los ojos, para dirigirle una mirada de odio. La cual se desvanece apenas notó al chico que me mira con curiosidad.

Es un niño muy lindo.

De cabellos oscuros como la noche, ojos negros al igual que la oscuridad, era de tez blanca. Bajo la mirada avergonzado, creo que sin notarlo me he puesto totalmente rojo de vergüenza.

—¿Estás bien? —me susurra.

Asiento con la cabeza.

—¿Quiéres que te bajé?

Vuelvo a asentir.

Él desliza sus brazos, y los quita de debajo de mis piernas. Para dejarme con suavidad sobre el piso. Lo observo con curiosidad, por mí culpa su ropa está manchada con lodo. Y su ropa azul tiene enormes manchones marrones.

—¿Por qué le hiciste eso a mis amigos? —le pregunto en voz baja.

Él arruga el entrecejo, y niega con la cabeza dándome a entender su desaprobación.

—esos no son tus amigos, te recomiendo que te alejes de personas así.

—pe-pero...

—¡Naruto!

¿Eh?, ¿Mi madre me llama?

—¡Naruto!

—¡Naruto!

Me despierto y miro hacia todos.

Hasta ver a Sasuke parado en el humbral de la puerta. Esta con su ropa informal, una camisa holgada, junto con pantalones ajustados de cuadros. Tiene una ceja elevada, y me mata con la mirada.

Si la miradas mataran, ya estaría varios metros bajo tierra.

—vamos, levántate. Dobe, a comer.








Amarte Es Prometerte [Nueva Versión]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora