Cuando abrieron la puerta se encontraron con la nada misma. Pero Evie notó una rara sensación.
-Está aquí- dijo ella.
-¿Cómo lo sabes? Aquí no hay nada.
-Yo lo sé, empecemos a buscar.
Buscaron en toda la habitación. Ésta se componía de bibliotecas viejas y adornos de diferentes países.
En eso se les ocurrió mover las biliotecas, algunas se les complicaban pero las movían, mas no encontraban nada.
-Vamos Ben, solo quedan cuatro bibliotecas nosotros podemos.
En eso movieron la siguiente siguiente estantería y encontraron una puerta. Evie y Ben felices, se abrazaron y chocaron los cinco.
Abrieron la puerta y se encontraron con otro pasillo.
-¿Cuantos pasillos tiene esta mierda de lugar?- gritó Ben.
Evie hizo caso omiso a su comentario y corrió por el pasillo.
Abrió la puerta y ahí estaba. Ahí estaba ella, sentada en el piso, de espalda a la puerta.
-Mal...- susurró Evie, la ojiverde se volteó lentamente.
-¿Evie? ¡Evie!- dijo esta parándose del suelo torpemente y corrió a abrazar a su amiga. -Creí que no vendrían por mi- dijo Mal llorando. Por fin estaba con su mejor amiga.
-Evie ¿Encontraste algo?- dijo Ben del otro lado de la puerta.
Mal trató de gritarle pero Evie le tapo la boca y le indicó que haga silencio. Ésta asintió sin entender.
-Ben, ayúdame con esto que está muy pesado- dijo Evie para darle una señal a Ben que valla al lugar donde estaban.
Ben corrió por el casillo hasta la puerta.
-¡Mal!¡Mi amor!- dijo Ben abrazando a Mal.
-Mi vida, te extrañé tanto- dijo Mal llorando y uniendo sus labios con él.
-Te dije que la próxima vez yo te rescataría.