Miro mi habitación totalmente vacía, una nostalgia inunda mi corazón y siento como de poco a poco se va encogiendo. Guardo unas últimas prendas y me siento en mi cama, todo se encuentra totalmente vacío, mis pertenencias están guardadas, mis peluches están en un baúl. Solo quedan unos que otros carteles que les hice a mis padres.
-Amor- escucho a papá hablar con mamá- ya se me hace tarde, tengo que irme. ¿A qué hora viajan?
Escuchar la palabra "viaje" aumenta más aquel dolor inexplicable.
-Dentro de unas horas amor- susurra mamá- dentro de unos días nos vemos.
Siento como camina de su cuarto al pasillo y se dirige a mi cuarto.
-Pequeña- susurra papá desde la puerta- ya me tengo que ir- Se aproxima hacia mí haciéndome compañía.- llegó la hora pequeña.
Siento como mi respiración se vuelve agitada y entrecortada, el nudo de mi garganta va creciendo más y más amenazando en salir unas que otras lágrimas.
-Es una nueva etapa mi niña bella, disfrútala al máximo, has amigos y no te estreses tanto, intenta llevar las cosas con calma.
No puedo más y me lanzo hacia los brazos de mi papá mientras me pongo a llorar, no quiero irme, aun quiero estar en casa. Quiero que papá todos los días venga a levantarme o que juegue conmigo, aún quiero salir a comer a altas horas de la madrugada, quiero sentarme en el mueble con él y ver sus películas "favoritas". Quiero seguir a su lado. ¿Por qué la vida era tan injusta conmigo? ¿Por qué simple y llanamente no le dieron el cambio? Lloro de dolor, de cólera.
Papá solo me abraza y me susurra un "Te amo". Poco a poco me voy calmando, algo que nunca le ha gustado a mi papá es verme llorar. Pasamos unos 15 minutos así hasta que me dice que ya se tiene que marchar y pronto nos volveremos a ver. Le doy un pequeño beso y veo como mi papá se va. Siempre pensé que las despedidas eran un poquito más fáciles. Las horas pasan volando y mi mamá está de un lado a otro viendo si se me queda algo o todas las cosas que tengo que llevar.
Llega la hora de marcharme, mi hermano entra a ayudarme con las maletas mientras mamá se termina de arreglar, veo por última vez mi cuarto, totalmente vacío, sí que lo extrañaré. Mamá me mira y sonríe, sé que quiere hacerse la fuerte, pero la conozco tan bien. Le brindo una sonrisa mientras mi hermano empieza a sacar las cosas. Mamá me vuelve a mirar y mira la casa, otro nudo en la garganta vuelve a aparecer alertándome que pronto lloraré.
-La casa esta vez sí que se ve vacía- susurra mamá mientras se pone a llorar.
Me acerco a ella y le doy un pequeño abrazo mientras me pongo a llorar. Porque esto debe ser tan difícil. Un flashback pasa por mi mente haciéndome recordar cada una de las cosas que pasé, que viví. No era fácil, mis padres se habían acostumbrado a mí como yo de ellos, era la última y la única hija que se iba a la universidad, esta vez sí que se quedaban solos.
-Vamos- dice mamá cerrando la puerta de la casa- se nos hace tarde.
Llegamos con las justas al terminal. Me siento a lado de mamá mientras escucho música. Quien diría, el tiempo pasa volando. Entrelazo mi mano con la de mi mamá y cierro los ojos. Sin duda alguna este será el viaje más largo que haré. Y espero que sea así.