Luz y Sombra

13 2 0
                                    

Mi sombra es un deseo sigiloso.
Siempre fui adicto a las figuras fugaces,
lo sigo siendo, aunque duele demasiado
ser relámpago en un solo pino,
ser un viento nocturno y arrítmico.
No acepto el rumbo único, ni mi desgana,
el efímero polvo que soy y que moldeo,
esos residuos de alquitrán en mi recuerdo,
vuestro mundo compulsivo e inacabado.
Mi luz es un silencio hilvanado.
Cuando consigo flotar sobre un pecho termal,
y soy el sueño cumplido, la meta alcanzada,
y puedo colarme entre los espacios del tiempo
pasando cada página con la lengua.
La mancha de tomate en mi camisa,
el brindis sin motivo ni efemérides,
la palabra en la diana, el verso en el alma,
los choques fortuitos que acaban en caricias.
Mi sombra es un baúl sin nombre.
Donde guardo mi bocado avaricioso,
la vergüenza homicida, el azar traicionero,
mis puños sísmicos, tan cobardes,
los limbos que he construido convencido.
Mi limitación, un solo lugar, solo un instante,
un millón de amantes que nunca sabrán que existo.
La noche callada, el pasodoble sin pareja,
la retirada sin comienzo, la asfixia de vivir.
Mi luz es una tarde tibia y paciente.
Y allí sonrío al amigo tangible, al verano granate,
a un mar que quiere ser yo y me desnuda.
Amo el sol, el pétalo, los raíles que nos llevan,
el ritmo, los días suficientes, el café cómplice.
Lanzar Marte a una cesta, rejuvenecer sin freno,
el beso primitivo, la sábana que es una boca.
La carcajada mutua tras el largo desacuerdo,
sin más pretensión ni ambición que existir.

PoesíaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora