Holaa^^
Aquí va una novela, NO ES MIA, es de una amiga, (Esta novela esta basada en el sueño de una adolescente) os dejo su face i twitter para que podais contactar con ella.
FACEBOOK: Anna Maurel Angles TWITTER: @AnnetaSmile25
Era un sabado caluroso de verano, por las ventanas de mi habitación unos pequeños rayos de sol matutinos se colaban, yo tumbada en la cama me daba cuenta que el verano se aproximaba con rapideza. Que los dias pasaban pero que hay cosas que nunca te puedes quitar de la cabeza, que ocultar una cosa, no hace que se solucione.
Me levanté y remobí todo el armario hasta encontrar algo que ponerme, a paso lento me dirigí al comedor donde mi madre ya tenía preparado uno de sus colacaos que tanto me gustaban. Todo era tan normal, cada día idéntico al siguiente. Pero hoy, esta noche tenía que ser especial, mis ídolos tocaban en mi pueblo y encima era gratis! Una sonrisa tonta se sibujó en mi cara.
El timbre sonó, mi hermano,como siempre, abrió la puerta y luego de un “Hola” se hoyó un suspiro que dejó caer mi hermano al ver que no eran sus amigos los que estaban en la puerta. Era Marta, mi mejor amiga, entró corriendo comó si fuese su casa i se me lanzó encima, luego de muchas suplicaciones convencimos a mi madre oara que pudiera ir a su casa a comer.
Fué una comida alegre, divertida y en aquèl momento solo tenía ganas de que fuera el concierto.
Nos arreglamos un poco, no mucho, no eramos las típicas barbies que se ponen un quilo de maquillaje, y comímos algo ràpido. Quedaban dos horas para que nuertro sueño se hiciese realidad! Corriendo, gritando y riendo de emoción bajamos las escaleras, no habíamos abandonado nuestro niño interior, éramos felices y no lo podíamos negar.
Marta, como siempre ya llevaba más de tres birras, dentro de su estómago, con lo flaca que estaba, todo se le rebolvía, y le subía a la cabeza con una gran facilidad. Yo encanvio no bebía demasiada, no me gustaba, y no lo necesitaba para ser feliz.
Cruzamos la puerta i un viento caluroso nos rozó el rostro, miles de sonrisas inundaban las calles, pero una destacó en los ojos de Marta y sin pensarselo dos veces se lanzó en los brazos del chico más guapo del instituto. Era rubio, con los ojos azules, unos ojos preciosos al igual que su cuerpo. Sus labios eran dignos de besar, deseables, muy deseables y tenía unos músculos muy bien formados. Tenía a todas las chicas locas.
El chico, sorprendido, se apartó un poco, pero cuando vió que era Marta una sonrisa se plantó en sus rostro. Marta era una chica muy bonita, bastente alta y con unas curvas definidas. Tenía muchos tios detrás de ella pero solo le interesaba el rubio. Me aparté un poco mientras ellos se llenaban a besos, abrazos y carícias. Me había quedado sola. Me dirigí a la estación con la intención de ir a contemplar cómo iban los preparativos para el concierto. De golpe unas cosquillas en el estomago me hicieron sorprenderme, oía una voz de fondo que aún no había sido capaz de olvidar. Negándome a mi misma que no era él aceleré el paso, pero fue inevitable y me di la vuelta. Aquellos ojos marrones oscuros se clavaron en los míos. Sí, era él. Los dos nos sorprendimos. Tantos kilómetros, tanto tiempo sin vernos. Había cambiado pero seguía siendo muy atractivo. Se aproximó a mi lentamente, las manos me temblaban, cada vez estaba más cerca, cuando de golpe pude notar cómo sus brazos corpulentos me envolvían cómo en ese día de diciembre. Lo tenía tan cerca que las ganas de besarle me envolvían el alma. Pero no. No podía hacerlo. Él había sido el culpable de todas las cicatrices que tenía en mi corazón, me había hecho daño y no se lo perdonaría tan fácilmente.
Se dio cuenta de que estaba tensa. Me soltó y me miró a los ojos, sus ojos se veían brillantes como el sol de verano, eran los mismos ojos que un día había deseado y que había amado con todo mi corazón.
Abrió la boca para decir algo y me temí lo peor, pero no. Unas dulces palabras salieron de sus perfectos labios.
+Cuanto tiempo no?...
-Puede que demasiado...- no sabia que responder.
+Tanto tú cómo yo lo necesitábamos. Me ha sorprendido encontrarte.
-Y a mi. No sabía que estabas en la ciudad.
+Pues aquí estoy.- Hizo una sonrisa que más buen parecía una carcajada.
Se había formado un silencio incomodo hasta que él rompió el hielo.
+Ahora que estoy aquí me gustaría decirte una cosa, que he estado pensando durante todo el tiempo que hemos estado distanciados.
-Dime, pero no creo que me sorprenda – Me miró a los ojos seriamente, me estaba empezando a espantar.
+Anna, reconozco todo el mal que te hice, era un estúpido y puede que aún lo sea pero estaba enamorado de Clara, y tu me volvías loco, tan loco que a veces dudaba si te quería más a ti que a ella. No sabía como arreglar el cacao que tenía en la cabeza, pero cada vez que me hablabas el corazón me latía a un a rapidez que no notaba cuando Clara me besaba. Fui un cobarde por no decirte esto antes, y me rendí delante de la distancia, pero cuando me dijiste que me querías tanto, me inundaron la cabeza las ganas de decirte que eras la protagonista de mi vida. Pero no pude, y abandoné, dejando atrás recuerdos inolvidables y promesas sin cumplir. Te deje de responder los mensajes porqué sabía que nunca más iba a volver a verte. Pero ahora te tengo aquí, a mi lado y no puedo negar que el corazón me late tan fuerte que me va a salir del pecho.
No sabía que decir, me había quedado de piedra. Sus palabras se profundaron en mi alma. Él tenía los ojos llorosos, mientras esperaba mi respuesta. Estábamos fijamente mirándonos, nuestros labios estaban tan cerca que con un lento movimiento podría besarle, pocas palabras salían de mi boca, pero conseguí decirle algo con seguridad.
-Puedo probar una cosa?
Las guitarras sonaban más allá de dónde éramos nosotros. Se podían ver las pequeñas estrellas que iluminaban el inmenso cielo, cada una de ellas había sido un deseo y todos los deseos iban para una sola persona, la cual tenía a unos pocos centímetros de mí en aquél instante. Él asintió
+Prueba lo que quieras.
En aquél momento me puse a temblar, me acerqué lentamente a él, nunca me había besado con nadie, le iba a regalar mi primer beso a la persona que más daño me izo. Pero en aquél momento eso me daba igual. Era feliz, había vuelto, por mi y eso era la cosa más bonita que alguien podría hacer por mi.
Notaba cómo sus labios rozaban los míos y era una sensación muy placentera. Me abrazó hasta que sus manos llegaron hasta mi cintura, él dominaba el juego y yo lo seguía con delicadeza. Mis manos iban solas, y se colaron por dentro de su camiseta. Pude notar sus abdominales perfectos, no se si en realidad eran perfectos pero yo los notaba así. Me empujó hasta que mi espalda tocó la pared de la estación. Empezó a dejarme suaves besos en el cuello, de los que me gustaban tanto. Él sabía que era mi punto débil.
Los minutos pasaban y yo me sentía la chica más feliz del mundo. Lejos se oía la linda voz de mis cantantes favoritos, que acompañados por los músicos podían crear las melodías más bonitas del mundo. A mi lado, él, el porque de mi vida, el porque de mi sonrisa, el porque de todo.
Ahora los dos mirábamos el cielo estrellado, confundidos pero felices. Que caprichoso es el futuro. Me cogió de la mano y me susurró al oído:
+A partir de ahora soy esclavo de tus besos
-Ahora, y siempre lo serás, ni kilómetros ni miedos nos lograran separar.
Estuvimos toda la noche abrazados el uno con el otro bajo la luz de la luna.
A partir de aquél día, todos los siguientes serían especiales.
ESTÁS LEYENDO
Esclavo de tus besos
Teen FictionNada es imposible, lucha por lo que quieres antes de que alguien lo desee y lo consiga antes que tu. Sólo se vive una vez, y cada minuto cuenta.