La condena (único capitulo)

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La noche era cálida, el cielo despejado solo estaba la luna llena en lo más alto del cielo. Su luz iluminaba todo el bosque, dándole un brillo especial al rio. Miré a la luna en todo su esplendor, y sin poderlo evitar aullé tan fuerte como pude. Miré ahora mis manos, ensangrentadas, examiné mi alrededor buscando posibles testigos que hubieran presenciado mi crimen. Mi respiración era muy agitada, mi corazón latía muy deprisa. Estaba realmente desesperado, ya no lo soportaba más. Caí de rodillas al suelo, mi ropa estaba desgarrada en jirones, puse mis manos a los lados de mi cabeza y grité desesperado, atormentado. Estaba solo, muy solo y siempre lo estaré, y así mejor, estoy maldito. Ya no puedo seguir así, llevo soportando esta condena durante 150 años y lo peor, es que es eterno. Mis gritos desgarraron la noche, mis ojos llenos de lágrimas, lágrimas amargas que no salen de mis ojos, no vale de nada llorar ahora. Miré al suelo, y allí estaba mi última víctima, una chica jovencísima, no llegaría a los 20 años. Estaba en la flor de la vida, y yo se la había arrebatado, soy un asesino, me doy asco, me repugno a mí mismo. Aquella chica tenía el cuello roto, su ropa destrozada y estaba semidesnuda, y llena de mordeduras y arañazos por todo el cuerpo. No podía mirarla más sin que se me revolvieran las tripas. Quería morirme, desaparecer de este mundo cruel y despiadado, pero no podía, era inmortal y eternamente sería un monstruo. Y vosotros os preguntareis, ¿cómo me he convertido en un monstruo? ¿Cuál es mi historia? Mi nombre es Alec, hace unos 150 años, vivía en un pueblo llamado Radent. Yo era un chico muy curioso, mis padres me prohibieron salir al bosque de noche, porque era peligroso. Pero una noche, la luna brillaba intensamente, parecía una noche mágica y mi curiosidad me pudo. Cuando mis padres se durmieron, fui al bosque. Era precioso, fascinante hasta que oí un extraño ruido, me giré y apareció de pronto un lobo enorme, me quedé paralizado del terror. Había oído hablar de los licántropos, pero nunca creí en ellos hasta ese momento. Sin poderlo evitar, eché a correr pero me alcanzó, creí que iba a morir con tan solo 16 años pero me convirtió en uno de ellos. La ponzoña recorría mi cuerpo, mientras gritaba. Mi primera transformación fue muy dolorosa, aún me entra escalofríos cada vez que lo recuerdo. Mi creador se llamaba Torin, estuve con él varias décadas, me enseño a transformarme sin dolor y solo cuando yo quería. La única vez que no podía controlarme era en luna llena, el resto del tiempo era yo quien dominaba a la bestia. Me ocultaba de la sociedad, era un nómada, viajaba de aquí para all. Volví a mirar a la chica, la cogí en brazo y la enterré. Al menos así, podría descansar en paz. Suspiré. Estaba agotado, cansado, aborrecido de esta vida. A veces pienso que todo esto es una pesadilla, que en cualquier momento me despertaría en casa, con mis padres. Pero sé que eso no ocurrirá. Estoy condenado eternamente a vagar por el mundo acompañado de la soledad, la muerte y el olvido. Viendo cómo pasa el tiempo y yo sigo estático, sin poder cambiar, parado en el tiempo. Siempre seré un monstruo, una bestia sin corazón. Soy un ser infernal, y yo no quiero seguir así, quiero morir, no hacer más daño. Pero nada ni nadie puede dañar y menos matar a un ser sobrenatural. Moví la cabeza apartando mis pensamientos, empezaba a amanecer y tenía que reanudar mi viaje. ¿Hacia dónde? Ni yo mismo lo sabía, donde me lleve el camino, mi destino.

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⏰ Última actualización: Apr 26, 2014 ⏰

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