Jugando a ser dioses
por los muelles eternos
a través de los vientos desiertos
y ni los sabios son conocedores de ello.
Las tempestades
aceleraban sus pasos
y colinas derribadas desde lo alto.
Sobre saberos amargos,
como el acero firme
o dulces encantos
que en la noche viven.
Lirios del sol, manipulan mi mente.
Estrellas despiertas,
destruían sin culpa mis sentidos.
Jugando a ser dioses,
danzando en esas plazas nocturnas
éramos aventureros, en busca de destinos inciertos.
Tu deseabas el camino,
yo la muerte,
pero lo único que nos unió por siempre;
fueron nuestros nombres en placas de oro.