Parte 3/3

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La espera por volver a ver tus hermosos ojos color zafiro me fue eterna, quería ver si había vuelto a ellos la luz, aquella luz que yo mismo me encargue de apagar con mis estupideces y errores

Verte dormir en aquella cama tan plácidamente me partía el corazón en mil pedazos, tras esperar por dos horas o más —la verdad no lo sé— abriste tus bellos ojos los cuales me miraron sin querer apartarse ni por un solo segundo de los míos –¿por qué lloras?– Preguntaste con un poco de dificultad, pero con ese tono de preocupación tan peculiar tuyo

¿Cómo era posible eso? Tu estado físico y mental era un caos, pero aun así te preocupabas por mí; mis lágrimas no tardaron en recorrer mis mejillas de nuevo tras descubrir que no te acordabas de absolutamente nada –¿Quién eres?– Esa pregunta me destrozo más de lo que piensas

-Dazai, tras el accidente que Chuuya tuvo hace tres años perdió la movilidad en la mayor parte de su cuerpo y no solo eso también perdió la memoria —De forma tranquila hablo Fyodor adentrándose a la habitación.

No lo podía creer, como era posible todo esto, ¿Qué mal cometió Chuuya, para, merecer esto?

-¿Cómo paso esto? ¿Quién lo hizo? —Pregunte desconcertado.

-Fue un accidente de tránsito, un tipo borracho se cruzó un alto y se estrelló de frente con él, causándole todas esas heridas.

-¿Qué paso con ese borracho?

-Nada, el muy maldito no tuvo ni un solo rasguño y como tenia plata salió impune de todo esto, ni los gastos médicos quiso pagar, la basura esa.

-Eso es injusto —Susurré —Entonces ¿Quién ha pagado todo?

-Entre Tachihara y yo, vendimos la casa y el auto que habíamos comprado; la plata la consignamos y de ese cuenta se ha pagado cada uno de los tratamientos que se le han practicado a Chuuya —El tono de su voz era triste, tal vez porque sentía pena por tú estado o porque tuvo que vender las pertenencias que con gran esfuerzo habían comprado entre los dos.

-Fyodor, ya no tendrás que seguir con esto a partir de ahora yo me haré cargo, y no te preocupes te pagaré todo lo que gastaste, gracias por cuidar de él en este tiempo.

-Lo hice por Chuuya, él es un buen amigo nunca lo abandonaría —Me dirigió una mirada seria y fría; de manera tierna te dio un suave beso causando que sonrieras tiernamente. —Nos veremos pronto —Te susurro y salió de aquella habitación.

Volví mi mirada hacia a ti, notando como tus bellos ojos se posaban en mi con una expresión de curiosidad.

-¿Quién eres? —volviste a preguntar, sin apartar tu mirada de la mía.

-Yo soy tu prometido —Conteste lo más sereno que pude.

-¿Por qué vienes hasta ahora? —El tono de tu voz era grave, haciéndome entender que te encontrabas molesto.

-Lo siento mucho —Susurre —Te había buscado por todo este tiempo, y apenas hoy me entero que estabas aquí —No te mentí, era cierto, te había buscado y apenas hace unas cuantas horas te encontré por fin.

-¿Cómo es nuestra relación? —Cuando hiciste esa pregunta, sentí como si un balde del agua más fría caía por mi espalda —¿Nos amamos mucho? —Tus ojos tomaron un brillo hermoso, ese brillo de ilusión.

UNA PEQUEÑA HISTORIA DE AMORDonde viven las historias. Descúbrelo ahora