Tormenta

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¡Atención, atención! Gente de la aldea de Sooga, noticias de última hora ― se escuchó la voz del locutor desde la pequeña radio que los chefs tenían en la cocina, llamando su atención. Los tres dejaron de hacer lo que estaban haciendo para atender el aviso ― Interrumpimos la programación normal para advertirles de la tormenta eléctrica que se avecina velozmente. Se esperan vientos fuertes y relámpagos peligrosos y mortales, ¡más o menos como cuando Pucca se enoja! ¿Comprenden la gravedad del asunto? Así que dejen todo lo que estén haciendo, e inmediatamente vayan a buscar refugio. Enciérrense en la seguridad de sus casas, y no salgan por ningún motivo hasta que la tormenta se calme. Estos fenómenos naturales son...

― Vaya, ¡que peligroso! ― exclamo Dumpling con una mano en su rostro.

― Debemos alertar a los comensales ahora mismo, y cerrar el lugar cuanto antes hasta que la tormenta pase ― sugirió Ho. Dumpling asintió en conformidad.

― Oigan, esperen un momento... ¿Dónde está Pucca? ― cuestiono Linguini preocupado.

Los tres intercambiaron miradas preguntándose donde su querida niña podría estar, pues no faltaba mucho para que aquel desastre se avecinara sobre sus cabezas. ¿Cómo advertirle de dicho peligro?

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Mientras tanto en lo profundo y solitario del bosque de bambú, dos jóvenes intercambiaban expresiones de cariño ajenos totalmente a lo que estaba a punto de venirles...

... bueno, la chica lo hacía. El chico, debajo de ella, trataba de arrastrarse por el suelo en un intento desesperado por escapar del ataque de besos y mimos que la muchachita efusivamente le daba.

De repente, Garu detuvo su forcejeo. Sus agudos instintos ninjas se activaron, alertándolo de una amenaza cercana. Se enderezo un poco y olfateo el aire, causando que Pucca se deslizara al suelo debido a que estaba encima de él. El ninja miro hacia el cielo donde grandes y negros nubarrones comenzaban a cubrir a toda velocidad la aldea, dejando salir estruendosos truenos que seguramente iban a aumentar en cuestión de nada.

― ¿Huh? ― Pucca miro confundida a su ninja, observando como el parecía olvidar totalmente su presencia y se tensaba por algo más que no era ella. En eso sintió una gotita aterrizar suavemente en su nariz. Levanto la mirada y contemplo el oscuro y cerrado cielo sobre su cabeza, para después sentir como la lluvia caía con ganas sobre su rostro empapándola por completo. Dejo salir una risita deleitándose con la agradable sensación, y se puso de pie para dar vueltas bajo el agua.

En cambio, Garu agrando los ojos para después fruncir el ceño. Esa tormenta no parecía inofensiva en absoluto, no pintaba nada bien y ya estaba prácticamente sobre él. ¡Tenía que ir a refugiarse antes de que se pusiera peor!
Se levantó de un salto, comenzando a correr con dirección a su casa. Pero una risilla a sus espaldas lo hizo detenerse y frenar en seco.

"Pucca"...

Se giró para mirar a la despreocupada chica jugar como si fuera una niña bajo la lluvia. Frunció el ceño, ¿Cómo podía ser tan descuidada? ¿Qué acaso no se daba cuenta de la gravedad de la situación?
No podía dejarla ahí, simplemente no podía. La tormenta poco a poco iba a empeorar, y si la mandaba al restaurante con sus tíos - si es que de milagro lograba convencerla de que lo hiciera - probablemente la agarraría en el camino. No tenía alternativa. Resoplando frustrado, se devolvió en sus pasos.

Pucca sintió a Garu acercarse y sonrió. ¿Qué habia más romántico que un beso bajo la lluvia? Decidida a experimentar la gloriosa sensación que tanto habia visto en sus preciadas películas románticas, se abalanzó sobre el para besarlo. Pero Garu - quien ya esperaba un recibimiento como ese – la detuvo poniendo la mano en su cara para bloquear el contacto, y después la tomo del brazo para comenzar a jalarla y salir del claro lo más pronto posible. ¡Tenían que alejarse de los árboles y del ramaje!

TormentaWhere stories live. Discover now