two;

556 21 14
                                    

jazmin's POV

Y otra vez vuelta a casa. En la mesa, un trozo de lasaña en cada plato, mis padres hablaban, yo comía porque como me decía mi madre "no sabía hacer nada mejor". Creo que me preguntaron cómo estaba, no lo sé, no lo recuerdo, pero si lo hicieron creo que respondí "bueno... sí".

-Entonces, ¿el próximo partido contra quién es? -Mi padre cortaba un poco de lasaña y se la llevaba a la boca.

-Contra St. Philips. Son realmente buenos, papá. -Rodé los ojos con un suspiro tan largo que creí haberme quedado sin aire.

-Una chica de mi equipo se partió un dedo de la mano mientras entrenábamos para el partido. -Comentó Lara, y yo me humedecí los labios lentamente con un suspiro.

-¿Y tú Jazmin? -Preguntó mi madre, haciendo que levantase la cabeza a mirarla.

-Yo respiro, que ya me cuesta lo mío. -Ella rodó los ojos y mis hermanos se rieron, mi padre intentó aguantarse la risa.

-Carlos, ¿ves lo que te digo? Es que va de libre, rebelde, se cree que está en los sesenta. -Mi madre dramatizaba más de la cuenta.

-En los sesenta debería haberme quedado yo. -Mi padre volvió a comer, y yo me levanté con el plato en la mano.

-Yo me voy a comer a mi cuarto, me gusta más hablar con la pared. -Tomé el vaso de agua y sonreí, saliendo de la cocina.

-Carlos, la niña se nos pierde.

Entré en mi habitación y me senté en la cama con el plato en la mano, terminando de comerme la lasaña mientras le echaba un vistazo a los apuntes, aunque luego pensé que me daba exactamente igual, lo estaba suspendiendo todo y las clases me las pasaba en el patio, era raro el día que los profesores me veían el pelo, sólo cuando estaba enferma y porque en clase se estaba calentito.

Terminé de comer y dejé el plato en la mesa, cogiendo el libro sobre Pompeya que había estado leyendo en el autobús, pero acabé quedándome dormida.

Florencia's POV

-Florencia, arriba. -La voz de mi madre sonó tras la puerta, dando tres golpes en esta con los nudillos.

Me incorporé un poco en la cama, arrastrándome por esta hasta tocar el borde con las manos y conseguí ponerme de pie. Puse la mano en la pared, arrastrándola y contando los pasos hasta llegar a la puerta. Estiré la mano tocando la madera, y palpé esta hasta dar con el pomo de la puerta.

Para algunas personas, el hecho de no ver les parecía algo horrible porque no podían saber cómo eran las cosas, para otras, les agobiaba el no saber qué les rodeaba y de hecho, así era como me sentía cuando era pequeña.

-¡Ay, Florencia! -Mi hermana pequeña, Miru,había pasado por delante de mí casi sin hacer ruido, y casi me tropiezo.

-Lo siento, Miru. ¿Estás bien? -Incliné la cabeza aunque no viese, porque así, la sensación de incomodidad de la otra persona era mucho menos, o eso me decían.

-Sí. ¿Quieres que te lleve a la cocina? -Bajé las manos por los laterales de su cabeza, acariciando sus mejillas.

-Claro. ¿Has desayunado ya? -Le pregunté a la pequeña, que me cogía de la mano y me llevaba caminando hasta la cocina, despacio.

-Sí, mami tiene que irse. -Puse la mano en el marco de la puerta, escuchando el sonido de lo que creía que eran los cubiertos poniéndose en la mesa, también cómo echaba en un vaso zumo de naranja -solía ser eso casi todas las mañanas- y el olor y chisporroteo del beicon haciéndose en la sartén.

-¿Beicon y tostadas, mamá? -Noté a mi madre moverse por la cocina, y me cambié de lado, porque a mi izquierda estaba la encimera donde mi madre estaba cocinando y ya había tenido malas experiencias quemándome la mano al pasar, o clavándome un cuchillo al poner la mano, así que decidí tocar el frigorífico, llegar hasta  la mesa, y sentarme yo sola.

Has llegado al final de las partes publicadas.

⏰ Última actualización: Nov 06, 2017 ⏰

¡Añade esta historia a tu biblioteca para recibir notificaciones sobre nuevas partes!

cold;flozminDonde viven las historias. Descúbrelo ahora