La primera vez que te vi, no eras más que un niño escuálido de brazos largos y de piernas cortas que tenía la insolencia de ser mi nuevo vecino. Eras palurdo como dijese mi abuela, siempre siendo el centro de atención de todo el mundo, y creo que por eso no me agradabas.
Nunca te había dirigido la palabra ni tú a mí, pero sabía que me veías cuando estabas solo. Al terminar el día, regresando con tus amigos hacia casa eras el último en entrar sólo para mirar a mi ventana, porque sabías que estaba yo ahí, viéndote de lejos.
Barría la mirada inmediatamente, y me retiraba de mi balcón. En ese entonces no quería verte a los ojos y no sabía por qué, pero ahora puedo reconocer la razón; yo sólo no quería encontrar ese temor reflejado en los ojos de todo aquel que me miraba en tus ojos, esa mirada que todos me daban, como si fuera un monstruo de las cavernas por no ser de complexión delgada, por mis cejas anormalmente grandes y mi voz de ultratumba.
Fue una tarde de algún domingo en primavera, si mal no recuerdo. Hacía mucho calor y mis padres estaban peleándose, por enésima vez en toda la semana. Mi hermana había salido con sus amigos momentos antes, y mi madre me ordenó salir de la casa. Yo no quería realmente, pues odiaba el calor, pero no tuve más remedio que largarme de ahí. Sabía que mi mamá lo estaba haciendo por mi propio bien, no quería que siguiera presenciando esa guerra interminable entre ellos dos.
Di vueltas por el vecindario silbando desdeñosamente, con los hombros tensos, y por alguna razón terminé llegando a la cancha deportiva de un parque cercano a mi casa. En ella habían varios chicos jugando básquetbol y entre ellos estabas tú, sudoroso y energizado. Parecías preparado ante cualquier ataque, dispuesto a quitarles la pelota en cualquier momento. Me dabas miedo.
En cuanto los demás me vieron no dudaron en abandonar el juego y junto con ello, la cancha también.
—Hey, ¿a dónde van? —les gritaste, y frunciste el ceño cuando uno de ellos me señaló— Por dios, ¿hablan en serio? ¡Imbéciles!
Miré únicamente al piso, avergonzado hasta la médula. Me cuestioné el por qué había llegado allí, debí haberme dado la vuelta simplemente y ya está. Me hubiera ahorrado toda esa faena de vergüenza.
—No les hagas caso, sólo te tienen miedo. —hablaste y me sacaste de mi marea de pensamientos que ya estaban dándome náuseas.
—¿En serio? —espeté sarcásticamente y aunque no te vi, pude sentir cómo alzaste tu ceja bien alto. Te sentías desafiado y ahora sé que eso te fascinó. Siempre te han gustado los retos.
—Bueno, ¿cómo no les ibas a dar miedo? Con esa camisa holgada hasta los tobillos y esos pantalones acampanados, no están acostumbrados a ese tipo de look. —esta vez fui yo quien frunció el ceño, y por inercia alcé la cabeza, molesto. Tú lo notaste. — Hombre, cálmate. A mí me gusta tu estilo, eres fan del hip-hop, ¿no es así?
Señaló el estampado de mi camisa, que en efecto era el logo de N.W.A, uno de mis grupos de hip-hop favoritos.
Asentí silenciosamente.
—A mí también me gusta, mira. —comentaste ilusionado y bajaste la cremallera de tu sudadera, descubriendo una camisa blanca con el rostro de Method Man extendido por todo tu pecho. Yo estaba impresionado, y eso también lo notaste. Ahora que lo pienso, desde nuestro primer encuentro has sabido reconocer mi sensibilidad y mi rápido cambio de emociones. Sabías leerme sin tener que oírme hablar.
Entonces, aquí viene el golpe definitivo; me sonreíste.
Tus labios se abrieron y tu par de comisuras juro que pudieron llegar de extremo a extremo en tu rostro. Uno de tus dientes estaba torcido, pero tus ojos se reducían y parecían medias lunas, como dos pequeñitas sonrisas también.
No sé cómo expresarte lo siguiente y quizá vas a creer que estoy exagerando, pero tu sonrisa brillaba. Irradiaba una luz cegadora, y pude sentir como si el sol saliera por primera vez, como si mis ojos pudieran apreciar de manera única la luz de la vida. Todo se iluminó a pesar de que estaba por oscurecer, fue como prender un interruptor y ver la oscuridad desmoronarse en segundos.
—Pareciera que no te agrado. —volviste a hablar. ¿Qué nunca parabas de hablar?, fue lo que pensé. No me dejabas hundirme en mis pensamientos como me era costumbre. — Juguemos un rato, y verás que soy el tipo más cool del universo.
Te miré a los ojos por primera vez desde que supe de tu existencia, y no vi miedo o burla, sino destellos de emoción y un reflejo de calidez. Embelesado es la palabra.
Yo odiaba el calor pero odiaba más hacer deporte, no me gustaba sentir el sudor escurrir por mi cara o el dolor de mis músculos al estirarse, pero me volviste a sonreír. Y sin ponerlo en duda, acepté.
Si me dabas esa sonrisa siempre, yo te perseguiría hasta el fin del mundo.
Y es por eso que, años después, cuando nos dejamos de ver por mucho tiempo y después volviste pidiendo que entrara a tu agencia, acepté. A pesar de que yo quería ser un rapero independiente, underground.
Y es por eso que, cuando te dijeron que tú y tu amigo Youngbae no serían un dúo como lo habías soñado por largo tiempo, visité tu casa por la noche y dejé que me abrazaras, aunque yo odiaba el contacto físico.
Y es por eso que, a pesar de que yo odiaba profundamente a los idols y al Kpop en sí, cuando nos dijeron que seríamos un grupo de idols también, yo no me negué.
Acepté por ti, y aceptaría mil y un cosas más por ti. No importa si son castigos o la misma muerte, voy a mantenerme a tu lado todo el tiempo que me permitas.
Por tener una vez más esa sonrisa, doy todo por ti.
Todo por ti, Ji Yong.
![](https://img.wattpad.com/cover/124158544-288-k673884.jpg)