—¿Qué pasó...? —pregunto el joven de cabello verde menta a la nada levantándose del frío y áspero suelo sin saber dónde estaba. Se sentía dentro de una nube densa y oscura que afectaba su vista y audición, pero aun así decidió levantarse y camino derecho desconociendo su destino. No fueron un par de pasos que sin tiempo a reaccionar ya se encontraba en medio de una zona alejada y desolada de un parque.
El lugar estaba rodeado de frondosos árboles que hacía tiempo estaban sin podar; las hojas tranquilamente caían en ramas que daban la sensación de una pared con vida que se mecía al compás del suave viento, YoonGi se dejó llevar entre tanta confusión y se sentó en un banco en el medio de ese follaje.
—Ah... no debí haber bebido tanto. —susurro a la nada mientras sostenía su cabeza que por extraña manera no le pesaba ni dolía.
—Podías haber bebido y ser cuidadoso de todas maneras, así solías hacerlo antes...—exclamo una voz que sobresalto a YoonGi quien giro su cabeza hacia su derecha para ver a un chico sentado junto a él, era de su misma edad con cabello gris, de piel muy palida y vestido de un traje completamente negro mirándolo fijamente.
— ¿Quién eres? ¿Me conoces?... aahh seguro eres alguien con el que jugué en la fiesta, eres guapo en serio, pero no me interesas, perdón si creíste eso, solo fuiste un juego ahora lárgate por favor. —exclamó con tono cansado.
—En realidad serás tú el que se largue. —exclamó de forma firme y monótona el peligris que seguía con sus ojos penetrantes fijos en él.
—Ok, claro, como digas, adiós. —Yoongi intento levantarse, pero una fuerza exterior lo empujo de vuelta a su sitio dejándolo aún más confundido. — ¿Qué...?
—Pero no ahora. - Exclamó un poco más prepotente el joven desconocido.
— ¿Quién eres? —pregunto ya algo asustado el joven de cabello verde.
—Eso no importa ahora, lo sabrás cuando llegue el momento.
— ¿Qué momento? ¿Qué quieres?
—Hablar, no suelo hacerlo con los demás, pero tú verdaderamente me has sorprendido...
—¿Fue algo de la fiesta? Por si aún no lo captas, eh olvidado todo lo que pasó, ya déjame. —intento volver a levantarse pero nuevamente no lo consiguió. —solo es producto del alcohol Yoongi, no te preocupes, relajate. —musitó para si mismo.
—Oh! Es verdad, aún no puedes recordar... Son los primeros minutos, supongo que en tu caso es aún más extenso ¿Quieres que te ayude? A ver, intenta levantarte ahora. —exclamo relajado pero esta vez su voz era más aniñada y pausada.
— ¿Qué dices? Es claro que no puedo levantarme con todo el alcohol que eh bebido. —exclamó frustrado.
—Solo inténtalo.
Yoongi no se dejaría pasar por un desconocido, pero supo que en ese momento, entre los inexplicables sucesos que le habían pasado en los últimos 10 minutos y su extraña forma de sentirse no valía la pena discutir en un grado infantil y caprichoso así que accedió e intento levantarse, que para su sorpresa esta vez sí logro con éxito la misión. Pero al mirar sus piernas estas no estaban, asustado empezó a hiperventilar y palpar todo su cuerpo. Donde debía estar su torso solo veía el suelo, cada parte de su cuerpo se encontraba en esa situación, lo sentia real pero no lo veia. YoonGi ya sentía como el pánico lo había capturado, de pronto recordó al chico misterioso y al girarse este se encontraba parado mirándolo fríamente.
YoonGi lo miro fijamente y como si fuera algo que siempre había esperado lo entendió todo, el joven en frente suyo de cabello gris, fracciones finas y filosas que apareció misteriosamente y al principio no tenía nombre ahora era alguien totalmente conocido en su vida, alguien al que temía desde pequeño pero que en los últimos tiempos anhelaba, ese joven, pero maduro, oscuro, misterioso y aterrador era nada más y menos que La muerte.