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Viernes, 12 de abril de 2019.

He estado escribiendo desde que desperté, aun si tengo sueño después de esta agitada madrugada con mi novio, no puedo pausar el capítulo de mi próxima novela. Así que he cogido mi laptop, preparé café para mi y  para él cuando despierte y me dispuse a escribir. Este es mi trabajo, estoy agradecido que la editorial no presione a publicarlo, mi anterior proyecto fue todo un éxito que aun recibimos altas ganancias por los tomos vendidos ahora en lengua francesa. Se sorprenderían en la cantidad de idiomas en que esta traducida mi historia, ni siquiera yo soy capaz de aceptar que estoy haciendo esto. Estoy siendo un escritor.

Sentí el suave susurro de JongIn llamándome. Estaba sumergido en mi avalancha de ideas que solo lo dejé pasar, pero una de las maravillas de cuando hacíamos el amor y caía el amanecer, era su costumbre de besarme por cada parte de mi cuerpo hasta que le tomara atención.

— Buenos días —sonreí embelesado mientras el poco más y ronroneaba en mi cuello.

— Vamos, deja la computadora —su voz me encendía de nuevo—, podrías hacer algo mejor con tus manos.

Si mis mañanas iban a hacer siempre así, créanme que era una vida perfecta.

JongIn es doctor, dirán que nuestros oficios no pegan ni mezclan con nada, déjenme decir que nuestras personalidades tampoco, pero nos enamoramos en un agosto del 2014, y no me arrepiento de nada, conocerlo fue la mejor experiencia de mi vida, y lo seguirá siendo hasta que nos encontremos con la piel caída y apenas nos podamos las piernas para caminar.

— Recuerda, tienes trabajo hoy.

— Puedo quedarme un rato más con mi novio —estiró su mano con la intención de cerrar mi laptop, pero lo detuve—. Solo dame unos minutos y luego vuelves a escribir.

— Cariño necesito avanzar.

— Siempre dices eso —bufó haciéndose a un lado. Iba a interponerme, pero el habló antes—, pasas más tiempo con la computadora que conmigo, sabes que por mi horario apenas y llego a casa a dormir, y si no, me sale una emergencia que atender y debo correr otra vez, en cambio tu...

— ¿Otra vez con lo mismo? JongIn este es mi trabajo, debo dedicarle tiempo.

— Soy tu novio —reprochó, en ese momento no lo vi, pero si se encontraba dolido—, a mí también debes dedicarme tiempo.

Salió de la cama sin darme el tiempo de explicárselo. Estábamos desnudos, y eso era perfecto para continuar con lo que escribía , pero si tomaba nuevamente la laptop el pensará que no me importa, me ha costado hacerle entender lo embelesado que estoy con mi siguiente novela, y el porqué le dedico tanto tiempo, pero también es culpa mía, porque llevo más de un año escribiéndola y no le he dicho de qué trata, no dejo que lo lea, sinceramente quiero encontrar el momento indicado para darle la sorpresa, es un proyecto increíble, aun no debe saberlo, recién estamos pasando abril, nuestro aniversario es en agosto, veintinueve de agosto para ser exacto, cinco años juntos, y mi sorpresa sería darle el manuscrito es por eso que debo avanzar, tengo que terminarlo y el tiempo está avanzando muy rápido, no puedo distraerme.

Nos vestimos en silencio como si ninguno de los dos quisiera hacer las paces, y la situación me ponía nervioso. Ver el rostro de JongIn me hizo saber que estaba molesto conmigo, y no me gustaba que se fuera así al trabajo. Me puse frente a él contra el ropero y puse mi carita de cachorro abandonado, él siempre se derrite cuando lo hago, pero esta vez parecía ser todo distinto.

— Van hacer cinco años juntos, y estas dejando que nuestra relación se marchite por tu... —iba a insultar mi trabajo, estaba seguro de que lo haría, pero quiso retractarse—. Esa novela —señaló la computadora—, estoy cansado, ChanYeol, ¿no sales de este departamento hace cuánto?

Escritor ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora