Capitulo 2.

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   Mes: mayo. Día: jueves 28.

   Estaba solo, no había nadie con quien hablar, ni nadie que me ayudara. Aun no se que ha pasado para que todos mueran. 

   Desde que desperté, estuve viviendo entre los techos por el miedo de bajar al suelo. Las calles estaban infestadas de esas cosas, y ademas, una extraña niebla lo bañaba todo. Se me hacía muy difícil ver más aya de un par de casas. Por suerte, ninguno parecía darse cuenta de mí. Aunque, si hacía un ruido o algo fuerte, muchos miraban en mi dirección unos segundos. 

   Pude reunir mucha información de esos monstruos en los últimos días. Hasta ese momento, ninguno de ellos se salía de lo que aprendí. Tenían unas garras en lugar de manos, las cuales usaban como espadas o puñales. No parecían ser muy inteligentes ni coordinados, de hecho, pude ver a algunos quedarse horas mirando una pared. Ninguno daba la ilusión de tener buena vista, aunque su oído estaba muy afinado. Eran bastante rápidos, ademas de ser diestros en la caza. No tenían demasiada fuerza, ya que no eran capaces de levantarse unos a otros, aunque, no creo que se les aya ocurrido. Todos ellos seguían casi en manada a uno solo, pareciera que formaban pequeños grupos, obedeciendo a uno mucho más grande y con garras rojizas. Todos parecían zombis, cada uno de ellos estaba en algo así como un estado de putrefacción, pero uno que parecía haberse detenido, antes de afectar las funciones principales. Decidí llamarlos Filers, no era nada en especial, pero creo que les sienta bien el nombre. 

   De repente, de entre la densa niebla, varios disparos sonaron haciendo que me tire al suelo. Logre tomar el valor suficiente para asomarme unos centímetros por encima de la cornisa, solo para ver algo que me erizó los nervios. Dos hombres aparecieron de entre las profundidades de la niebla. Ellos huían de los Filers, una gran manada de esas cosas los perseguía. Ambos gritaban desesperadamente por ayuda. Parecía que sus balas se habían acabado, ninguno disparaba, solo corrían sin mirar atrás. Podía ver en sus caras el pánico y la desesperación. Pero, pronto todo terminó. Varios Filers salieron de las casas emboscándolos, ellos no pudieron hacer nada por defenderse. Sus gritos de dolor por las mordidas y cortadas inundaban el pueblo. No importaba cuanto me tapara los oídos, esos alaridos no cesaban. Nadie vivo debería escucharlos. Esos monstruos se los estaban comiendo vivos. Y yo... no podía bajar a ayudarlos, ya no. Me carcomía el saber que pude haber hecho algo, pero aun más, me torturaba el dolor que aquellos hombres sentían. Estaba por hundirme las manos en la cabeza para no escuchar.

   Entonces, de un momento al otro, ya no se escuchó nada más. Me levanté lentamente, y miré por encima de la cornisa, sin esperar nada, sin querer imaginar nada. Pero, al ver lo que habían dejado, el terror me invadió. Esos dos hombres se agarraban la cabeza gritando, sus cuerpos estaban a medio devorar, y la sangre... esa pintura roja lo bañaba todo a dos metros al rededor. Ambos empezaron a soltar espuma por la boca, y sus gritos, se convertían en retorcidos sonidos vomitivos. Sus manos comenzaron a deformarse al igual que sus espaldas, soltando crujidos de sus huesos como si fueran pedazos de madera. Lo ultimo que vi, fue como aquellos hombres asustados, se convirtieron en dos más de esos monstruos. Aun así, nunca pude ver exactamente como fueron infectados. Creo que fue a causa de las garras de los Filers.

   Esta, es una de esas cosas que no se olvidan fácilmente.

   Cerré fuertemente los ojos, intentando ignorar lo que acavaba de ver. Miraba en todas direcciones, buscando algo que me distrajera. No era capaz de calmarme, realmente... eso me había dejado aterrado. 

   Miré a la distancia y pude ver algo en un techo, no estaba a muchas casas de mí, así que decidí ir a ver de que se trataba. Al llegar, saqué un par de hojas y otras cosas que estaban encima, hasta que lo único que quedo fue un libro. Parecía un diario, y al parecer no tenía nada escrito. Aunque, no contaba con nada para poder escribir en él. Miré de nuevo entre la basura para ver que podía encontrar. Terminé atando varias ramas pequeñas que habían caído de los arboles, y usé un pedazo de carbón, que encontré entre las casas, para hacer la mina del lápiz. Se que es algo precario pero, en ese momento, era lo más rápido que podía hacer. Anoté todo lo que había aprendido de los Filers en él. 

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⏰ Last updated: Oct 24, 2017 ⏰

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El Quinto Portador. Capitulo 2. El tormento de irme de mi hogar.Where stories live. Discover now