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No sé cómo explicar las mil y un sensaciones que su hermosa sonrisa de conejo me causó.

Sentí calidez, sentí tranquilidad, algo que no sentía desde hace un buen tiempo. Incluso llegue a sentirme intimidado, de tal modo que no pude decir nada. ¿La razón? Ni yo la sé.

Él me veía expectante, esperando una respuesta, y sin embargo yo... Lo miraba, como un completo estúpido. 

-Veo que eres de pocas palabras...- Dijo sonriendo un poco más, algo que hizo que se me escapara una pequeña y tímida risa-

-Mi nombre es... Hoseok- Dije tímido y algo sonrojado- Realmente no entiendo que es lo que hago en este lugar, pero agradezco que no me dejaras solo.

-No iba a hacerlo, chico, te desmayaste en mis pies, te tome en brazos y te traje hasta aquí, no sabía de donde venías, o si necesitarías algo. Según el médico saldrás de aquí por la mañana, ¿quieres que llame a alguien para que venga?

-No lo necesito, saliendo de aquí iré a buscar un hotel o algún lugar donde quedarme. Pero igual muchas gracias.

- Quieres decir... ¿Qué no tienes dónde ir?

-No...

-Entonces, ven conmigo.

Ese era el principio de mi fin.

La sentencia de muerte para Jung Hoseok.

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No sé porqué decidí aceptar quedarme con un completo desconocido, pero nada más me importaba. No volvería a el infierno que mi padre llamaba hogar.

Ya viví 20 años a costa de gritos, golpizas, y asesinatos; por qué sí, mi padre era un jodido asesino.

No había elegido peor día para escapar, estaba helando a fuera, pero bueno, no importó, sólo quería irme.

Esa mañana había llegado de ver a unos amigos, y me encontré con la peor escena del mundo, mi padre tenía un arma en mano, y una mujer estaba tirada cubierta de sangre sobre el piso de la sala. Me quedé paralizado, no sólo porque esa mujer era mi madre, sino porque temía por mi vida.

No lo pensé, sólo salí huyendo, sin nada, corriendo por mi vida, llorando sin parar.

Siempre había sido un chico alegre, a pesar de todo lo que he vivido, porque, bueno, yo no tengo la culpa, así me tocó vivir. Mi madre siempre me dió la fuerza y vitalidad que cualquier persona necesita, era mi ejemplo a seguir; era fuerte y nunca se dejó vencer.

Me hará tanta falta, pero, por ahora lo único que puedo sentir es furia. No puedo hacer nada al respecto, sólo puedo esconderme y no dejar que papá me encuentre.

Prefiero mil veces que este niño bonito me mate,a que lo haga mi estúpido padre.

Eso es si debo llamarlo así.

The best of us... // HopeKookDonde viven las historias. Descúbrelo ahora