day.

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La lluvia comenzó a caer logrando mojar sus hombros. Su cabello perfectamente peinado comenzaba a empaparse, maldecía no haber llevado algún paraguas ese día.

Su auto no estaba muy lejos de ahí, podía correr hasta él y cubrirse de la lluvia pero, ¿Ya qué? Ya estaba ahí, ahora iría hasta donde tenía planeado.

Caminó por aquella banqueta a paso lento al contrario de las demás personas que corrían a gran velocidad para no terminar completamente empapados por la lluvia.

Pasó por un parque que se encontraba vacío. Millones de recuerdos comenzaron a llenar su mente, en cada uno de ellos Joshua aparecía mostrando una linda sonrisa y riendo a carcajadas.

—¡Já! Mira como son las cosas, ahora ni siquiera puedo escucharte bufar con molestia.- susurró para si mismo.

Le dolía, le lastimaba demasiado recordar que aquel hombre que había amado, ama y amará siempre, se había ido. Aquel chico que juró nunca abandonarlo pero aún así lo hizo.

Recordar eso le dolía y por ello lloraba todas las noches, encerrado en su habitación echo bola entre las sabanas de su cama.

Nadie sabía que lloraba más que él, su almohada y la brillante luna que alumbraba sus noches.

Sólo aquellos sabían cuanto extrañaba al amor de su vida, cuanto lo necesitaba... Cuanto lo amaba.

Los vagos recuerdos seguían cruzándose por su mente abriéndole la herida que pensó que ya estaba hecha cicatriz. Pasó saliva y cerró sus ojos con fuerza, gruñendo con rabia.

Pasó al mismo local de siempre. Aquel en el cual compraba las flores que jisoo amaba. Aquellas petunias que volvían loco al americano. Tomó aquellas flores y no dudo en pagarlas. 

Salió del local con una mueca en su rostro, realmente le dolía. Le dolía recordarlo con cada cosa que veía, le dolía recordarlo con cada acción que realizaba. Odiaba ese sentimiento. Odiaba sentir su estomago revuelto y su corazón oprimido. Odiaba sentir sus ojos picar para después sentir las lágrimas humedeciendo sus mejillas. ¡Vaya que lo odiaba!

Pero no podía evitarlo. Aunque lo odiaba necesitaba tenerlo en su mente a cada momento porque aquel chico que se había ido de su lado era la razón de sus sonrisas. La razón de su existencia.

Se adentró a aquel lugar que tanto aborrecía. Camino entre los pequeños canales de cemento que habían hasta llegar al lugar indicado para sentarse en la vieja banca de hierro que había ahí.

—Lamento la tardanza, debía terminar unas cosas en el trabajo.- susurró. Acomodo su chaqueta empapada y coloco las flores en un pequeño florero que estaba por ahí.—¿Qué opinas de las flores? Ah. ¿Te gustan?.- cuestiona en voz baja, mirando hacia el suelo. Intentaba hacer que su voz no quebrara, que se escuchara clara pero no podía. Las ganas de llorar le inundaban y un nudo en la garganta se le creaba haciéndolo fallar al hablar.

Largó un fuerte suspiro y cubrió su rostro. ¿Cuánto tiempo ya había pasado? Unos minutos quizá ó unos segundos tal vez, pero él sentía que había pasado una eternidad sentado ahí, sin poder verle, sin poder tocarle.

Y le jodia. Oh, claro que le jodia.
Le jodia demasiado el no poder besarle, el no poder abrazarlo o incluso acariciarlo. Odiaba eso, le cagaba.

Pero con el tiempo se acostumbró al vacío que ocasionó su ausencia.

Se acostumbró a que sus lágrimas salieran con solo recordarle.

Se acostumbró a tenerlo cerca pero no poderlo tocar.

Seis horas había pasado sentado ahí, relatándole momentos con los chicos, lo que habían hecho ese día e incluso lo que había comido antes de ir a visitarle.

Cuando la hora de marcharse llegó él solo pudo sollozar y cubrir su rostro de nueva cuenta.

—Tengo algo que contarte, Jisoo.- su voz se escuchó quebrada.—Conocí a alguien, es una chica.- pausó y pasó saliva, ¿Estaba olvidando a Joshua? No, pero simplemente no podría vivir toda una vida sufriendo por no tenerlo.—Se llama yoojung, es muy linda. No quiero que pienses que te olvidé, no lo he hecho y realmente creo que jamás lo haré. Necesito darme una oportunidad a volver a amar, necesito amar. Tú siempre estarás en mi mente y en mi corazón. Eres y seguirás siendo el amor de mi vida, tenlo siempre presente.- un sollozo aún más alto se pudo escuchar. La lluvia subía su intensidad y el ruido que creaban las gotas al impactarse con el suelo era demasiado fuerte.—Te amo, JiSoo. Nunca lo olvides.

Se giró. Las lágrimas que salían de sus ojos se mezclaban con las gotas de lluvia que golpeaban suavemente su rostro y fue ahí cuando pudo notar que el día lo acompañaba en su sufrimiento intentando darle consuelo.

«Y sin importar cuanto tiempo pase, estemos donde estemos mi corazón siempre te pertenecerá a ti.»

Rain||OS||Donde viven las historias. Descúbrelo ahora