Five Shots

Cancún Quintana Roo, México

SEPTIEMBRE DEL 2005

-Félix, por favor no- suplico mientras trato de llegar a él pero Walter me aleja, ni siquiera me dirige la palabra y aún no entiendo porqué,desde que llegué sólo hace como si yo no existiera, como si no le importará lo que le digo.

-Llevasela y dile que el trato ya está hecho- Al terminar de decidir esto, por fin me mira, pero la mirada que me da, era la que siempre utilizaba cada vez que perdía las carreras o cuando su padre lo hacía cabrear- Recuérdale que no hay marcha atrás después de esto.

Con esas, sus últimas palabras mi tormento comenzó.
Walter me subió a una camioneta negra, me tapo los ojos, colocó una cinta en mi boca y amarró mis muñecas de una manera en la que sí llegaba a realizar un movimiento se apretarian más.
No sé detuvo hasta después de 3 horas, por lo cual llegó a suponer que me está sacando de Cancún y trato de que mi mente busque algunas posibilidades de con quién o quiénes me va a llevar, tampoco sé me ocurre en donde estamos, la verdad es que tengo miedo de lo que me pueda llegar a pasar. En todo este tiempo de noviazgo con Félix, él siempre había sido muy lindo, atentó, cariñoso y respetuoso conmigo, no logro entender el porqué de su cambio de actitud.
Al momento, comienzó a sentír una mano en mi brazo y eso me hace reaccionar.

-Vamos Georgina, que no tengo tú tiempo- Walter me baja de muy mala gana de la camioneta.

Me lleva de jalón en jalón a la que se supone que es la entrada de un lugar que no puedo admirar, logro escuchar murmullos por diferentes lados, escucho como una persona nos habré otra puerta, y sigo avanzando por los tirones que le da Walter a mi brazo.
La mano de Walter sigue en el mismo lugar y aún no ha disminuido la fuerza con la que me agarra, y no necesito más para estar segura de que luego de esto tendré un moreton ahí.

-Aquí está lo que pidió- Le dice a alguien de la manera más grocera posible- El señor Cooper y su hijo me han pedido que le diga que él trato ya está hecho y que también debe recordar que después de esto, ya no habrá marcha atrás.- Me avienta en dirección al suelo, pero parece que no le bastó con que su amigo me humillara sino que ahora él también lo hace.

No entiendo nada, de que trato hablan y mucho menos que tengo que ver yo en esto. Alguien vuelve a tocarme el brazo pero está vez es para levantarme del suelo, siento como mis manos se van relajando cada segundo en que voy dejando de sentír la cuerda alrededor de mis muñecas. Cuando por fin puedo mover mis manos tocó algo que parece ser el apdomen de alguien, esa persona se comienza a erizar bajo mi tacto, luego vuelve a reaccionar y está vez me quita la cinta de mi boca y al fin puedo hablar e insultar a Walter por no darme una explicación de todo lo sucedido anteriormente, el trapo que fue colocado en mis ojos va dejándome ver lo que se encuentra a mi alrededor.
Cuando ya logro enfocar bien mi mirada, observo a tres chicos, uno está en un escritorio, otro se encuentra a su lado derecho y el último en el izquierdo.
El chico de enmedio parece de unos 25 o 26 años, es morenito, sus ojos son cafés y no paran de recorrer mi cuerpo una y otra vez, tiene el cabello oscuro y es algo atractivo.
El chico de lado derecho es de tez blanca, si no mal le cálculo parece tener mi edad, es alto, su cabello es rojizo y un poco ondulado, tiene unos ojos grandes y de color verde, solo me observa pero no como el otro.
Y el último chico no es tan alto como los otros dos pero tampoco es chaparro, es morenito, le cálculo unos 24 o 25 años, su cabello es café, sus ojos son los más impresionantes que he visto en mi vida, son igual de obscuros que la noche, sus labios son demasiado llamativos.
Al parecer uno de ellos por fin va hablar.

-Dile a tu jefe que el trato está hecho, ya no tiene nada de que preocuparse.
¡Ah! Y que por ella, espero que a Félix no se le ocurra acercarse, te puedes ir. -Dice el de los ojos obscuros.