Una mano toca un reloj de alarma en la mesa de noche. Andrew Paxton por fin decide despertarse y se encuentra en las sábanas de color rosa, esa definitivamente no era su casa, mira a su alrededor para saber dónde estaba. Habían varias fotos enmarcadas de la misma chica en las paredes. Andrew un poco soñoliento, sonríe y mira el reloj, pero la felicidad no dura mucho como todo en la vida, abre los ojos a tope y se levanta rápidamente al ver que eran 06:16 AM y llegaría tarde a su trabajo, no es como si su jefa fuera muy comprensiva, gruñe por lo bajo. Al parecer, el día no estaba de su parte...o quizá él mismo había sido tan idiota para salir a tomar sabiendo que al día siguiente tendría trabajo. No es que se sintiera culpable, cualquiera querría embriagarse hasta quedar botado con Margaret Tate como jefa. Dejo sus divagaciones de lado y decidió que había una variante más importante.
-¿Dónde está mi ropa? -pregunto a una chica que estaba acostada mi lado, ella contesta un poco adormilada mientras se estira un poco.
-En la cocina. Creo. ¿Puedo hacer que un poco de café? -pregunta ella estirándose mientras se sienta, de inmediato su humanidad aparece frente a mi.
Simone es el nombre de la chica con la que estoy, es una modelo muy, muy caliente y sensual y bueno. Con ella mantengo una relación donde ninguno se hace cargo de amor, es solo físico y aunque para ser sincera la idea era bastante más tentadora que ir a trabajar debía declinar su oferta.
-Lo siento, me tengo que ir. Se me hace tarde.
Me apresuro a ir a la cocina. Los calcetines estaban arriba de un sillón rojo al lado de una botella de champán vacía. Mis zapatos estaban en el fregadero. Y mis pantalones botados en el suelo, me los pongo rápido y pregunto nuevamente.
-¿Has visto a mi cinturón? -grito desde la cocina, y me dirijo nuevamente a la habitación, me encuentro a Simone mirando alrededor, hasta que sonríe al verla atada a su cabecera.
-Aquí -ella comienza desatar el nudo complicado. Yo estaba medio vestido y verla así me hizo tragar saliva, estaba, bueno, en pelotas. Inspiré fuertemente y solté de golpe.
-Bebé, no puedo seguir con esto.
Reflejado en el espejo cerca de la cama de Simone, termino de vestirme lo más apresuradamente posible y se me arreglo un poco la corbata arrugada, esperaba que no se notara tanto, pero creo que no tendría tanta suerte.
-Eres simplemente demasiado para mí. Y yo sólo soy otro chico demasiado envuelto en mi trabajo para tratarte como te lo mereces -digo mirándola a través del espejo.
-Bien. Lo que sea. Sólo tienes que irte -asiente Simone cerrando los ojos.
Me doy la media vuelta y camino hacia su cama, hundiéndola un poco al sentarme en ella, y ella de alguna forma logra salir estirando sus sexis piernas envuelta en la sábana rosa chillona. Acaricio suavemente sus pómulos con el dedo pulgar y murmuro suavemente ya que no era necesario hablar más fuerte.
-Pero que no termine así. Han sido unas increíbles tres semanas y media. Gracias.Y deberías saber que tienes el mejor culo con el que he estado jamás en mi vida -digo y me permito apretárselo, un pequeño ronroneo sueltan sus labios tan provocativos y asiento.
-¿En serio? -murmura complacida.
-Sí, es enserio. Es realmente magnífico.
-Trabajo muy duro en ello -admite con una sonrisa llena de picardía.
-Sé qué lo haces -digo besando su sien suavemente y aprieto su pezón.
Simone sonríe coqueta y comienza a tirar seductoramente de las sábanas que cubrían su cuerpo desnudo. Niego con la cabeza, no podía ahora, "no" y sonrío encogiéndome de hombros, beso sus labios por última vez y replico.
ESTÁS LEYENDO
La propuesta.
Lãng mạnMargaret Tate es una poderosa editora que repentinamente se enfrenta a ser deportada a Canadá, su país de origen, tras habérsele acabado el visado y no haberlo renovado pese a la insistencia de su abogado. Para evitarlo, la astuta ejecutiva declara...