• 2 •

61 10 4
                                    

— Eh... Chloe...– Dijo mi mejor amiga.

Habíamos quedado en su casa. Yo estaba jugando al ordenador. Estoy castigada en mi casa, cada dia quedamos por ello, si, soy una viciada... Un defecto mio. Pero no puedo cambiar. Me es imposible, no puedo.

— ¿Que?– Dije sin mirarla. Era importante esta partida.

— Pues...– Dijo pero no la escuchaba. Casi muero, menos mal. ¡Mira! Tan solo tengo que...

Apagó la torre del ordenador.

La apagó.

¿QUE?

— ¿¡Que haces imbe...!?– Iba a continuar pero ella me corto.

— ¿QUIERES ESCUCHARME DE UNA PUTA VEZ?– Gritó con enojo.

— Ugh.

— Estoy preocupada por ti.

La mire a los ojos. ¿De que habla?

— Los juegos... Yo... Eh...– Continuó.— Te veo muy viciada... Creo que te esta haciendo mal.

— ¿Pero que dices?

Me levanté de la silla y me fui a encender de nuevo la torre. Pero ella me lo impedió.

— ¿Ves? Es en lo único que piensas. Si vienes a mi casa es para estar conmigo... Hazlo por mi por lo menos.

La mire por unos segundos y suspire. Ella sonrio y me abrazo.

— ¡Espera aqui! ¡Iré a por palomitas!– Dijo con entusiasmo.

— Vale...– Dije estirandome en su cama.

(...)

Cuando llegó traía un bol de palomitas.

— ¿Que peli quieres ver?– Dijo cogiendo el mando.

— No se, la que quieras.

Decidimos ver... Ñe, no me acuerdo ni del nombre. No soy una fanática de esto. Lo hago por ella. Estuvimos viéndola, yo solo me fijaba en el niño ese, uh, ¿que lleva en la cabeza?

Me giré y la vi durmiendo, que bien, fantástico. La tapé y me levanté. Creó que es hora de irme. Le dejaré una nota.

“Hey Mireia, te has quedado dormida en medio de la peli. Yo me voy ya. Ah si, vaya mierda de película. La próxima elijo yo.”

Y salí de su casa, me gustaba pasar tiempo con ella, me sentía bien. Creo que ahora mismo no hay nadie en mi casa... Mejor. Tener a dos hermanos insoportables, cansa. Me vibró él teléfono.

Miree: Gracias por dejarme sola, a oscuras. Te lo agradezco, en serio. Te amo

Me: Dime algo que no sepa hah

Mire: Que aun no sabes hacer los problemas de matemáticas

Subnormal, claro que se, pf. Por eso la dejaré en leído, estupida.

Entré en mi casa. Se veía tan... Tranquila. Y, hey... ¿Que era eso? Es.. Es... SILENCIO. Parece que estoy en él paraíso, en serio, no lo exagero. Nada mas hubiera llegado, habría visto a un Joel medio desnudo paseándose por él comedor, una Natalia o hablando por teléfono, o haciendo los "deberes" con la musica a tope. Y mis padres... Bueno. Ellos no son estorbo. Pero él caso, silencio.

¿Que puedo hacer? Esto es tan nuevo... ¿Leer tranquila? ¿Netflix? ¿Tele? ¡Tengo tantas opciones! Creo que haré...

Oí abrirse la puerta.

— YA HE LLEGADO.– Escuché a mi hermano en él pasillo principal.— Ay pero si no hay nadie... ¿Que puedo hacer?

Y mientras decía eso se acercaba al comedor.

— Hey.– Dije aguantandome la risa al ver su cara de "Que coño haces aqui."

— ¿Tu no estabas con Mireia?– Decía resoplando mientras se tiraba al sofá.

— Si, pero ya he llegado, ¿O no ves?

— No si ya.

Y cuando acabo la frase se escucho abrirse de nuevo la puerta de casa. Natalia. O un ladrón, una de dos.

— Joder que sueño...– Decía casi arrastrándose. Si, es Natalia.

— Esa boca niña.– Dijo Joel.

Ella de inmediato se percató. E intento mantenerse recta.

— ¿Por que tanto sueño?– Dije mirándola de arriba a abajo.

— Ya sabes, muchos deberes.

— Ya...– Dijo Joel con una ceja alzada.

Y ella se fue directamente a su habitación. Mi hermano se me quedó mirando hasta que escucho la puerta de ella cerrarse. Cuando sonó, dijo.

— ¿Que ha estado haciendo?




Has llegado al final de las partes publicadas.

⏰ Última actualización: Nov 04, 2017 ⏰

¡Añade esta historia a tu biblioteca para recibir notificaciones sobre nuevas partes!

Si tu supieras... {Magcon}Donde viven las historias. Descúbrelo ahora