Mi nombre es Mario Lotto. No me arrepiento de haber realizado ese acto, sabiendo que iba a estar tranquilo por el resto de mis días.
Su nombre era Zudel Garmin. No quiero especificar las razones por las que me vengué porque no tienen importancia alguna a este hecho realizado por mí.
Era un miércoles soleado, los pájaros volaban, la gente se movía tranquilamente en aquella plaza en la cual todo ocurrió. Gracias a algunos contactos míos, supe que ese tipo tenía que pasar por ahí a cierta hora. Yo me encontraba en una plataforma elevada a una distancia razonable de donde iba a pasar aquel desgraciado.
No pasó mucho tiempo cuando lo vi acercándose a la plaza. Estaba hablando con alguien en su celular, decía algo como: –Si tienes algo que preguntarme, entonces haz que sea coherente...- Parecía estar enojado con quien hablaba por teléfono. Colgó y siguió caminando. Obviamente, ya sabía cuándo iba a saltar para caer justo encima de él. No soy tan tonto como para fallar, porque esta era mi única oportunidad para vengarme.
Salté desde la plataforma con el puño de frente hacia aquel tipo. Pareció notarme hasta el último momento posible, pero al final acabé golpeándolo. Sonó muy fuerte y supe que había tenido éxito. Ese tal Garmin cayó sobre una estructura para árbol hecha de concreto con la cara de frente, golpeándose esa fea nariz que tenía con el duro concreto, para luego desplomarse en el suelo. Inmediatamente, activé el mecanismo que había colocado alrededor de la plaza para bloquear cualquier entrada o salida de gente y además para cortar toda comunicación posible.
Funcionó. Toda la gente que estaba en la plaza, aparte de sorprendida, se volvió loca tratando de llamar a la policía sin conseguirlo. Como la plaza estaba rodeada por una gran reja que tenía puertas enormes, éstas se cerraron gracias al mecanismo que coloqué (que nadie encontró, por supuesto). Había aglomeraciones de gente asustada que quería salir, pero que no podía. A lo lejos se podía distinguir sus caras de terror.
Dirigí mi mirada al suelo y ahí estaba el cuerpo desplomado de ese maldito, quien había caído inconsciente, pero luego reaccionó y trató de ponerse de pie. Tenía la vista perdida porque, al parecer, había quedado ciego por un momento. En su intento de apoyarse sobre sus dos pies le recriminé las razones por las que me estaba vengando, pero al parecer no me oía, porque estaba más concentrado en intentar levantarse.
No podía verme, pero tomó la más tonta decisión de pelear contra el que le golpeó la cabeza en primer lugar. Le di un golpe que hizo que perdiera el equilibrio de nuevo para poco después caer otra vez al suelo. Cerca del lugar donde estábamos se encontraba un pequeño puesto de comida, donde también había mesas de vidrio con soportes de metal. Lo tomé de la asquerosa y vieja ropa que traía y lo aventé hacia una de las mesas. Tanta fuerza fue que, se rompió el vidrio de la mesa y el tipo Garmin ese cayó otra vez al suelo, golpeándose la cabeza.
Había trozos de vidrio en todos lados y sabía que esa cara inolvidable debía desaparecer. Supongo que disfrutó sentir esas astillas en su horrible cara, ya que no oí grito alguno. Ahora había sangre y vidrio en todos lados. La persona que estaba atendiendo el puesto estaba totalmente paralizada al haber presenciado todo, pero pronto reaccionaría. Una vez más agarré al tipo de la cara desfigurada y empecé a dar vueltas, cada vez más rápidas, hasta que lo aventé hacia el puesto.
El encargado del lugar reaccionó en ese momento (como ya lo había mencionado) y logró salir del puesto justo cuando Zudel Garmin se estrelló contra él, destrozándolo por completo y mandando lejos al ingrato. Empecé a abrirme paso a través de los escombros para llegar al que estaba gravemente herido en el suelo. Parecía que había recuperado la conciencia. Conforme me acercaba más podía ver que se estaba poniendo de pie, a lo cual yo estaba atónito porque sabía que las heridas que tenía eran muy graves como para poder moverse con facilidad.
Vi que trataba de incorporarse sobre sí mismo, lentamente recuperando control de cada uno de sus sentidos. Había recuperado la conciencia por completo y en ese momento supuse que la pelea se iba a poner mejor, yo lo sabía. Se dio la vuelta. Daba la apariencia de que había también recuperado la vista, porque parpadeaba mucho. ¿Qué fue lo primero que vieron sus ojos una vez que los volvió a usar? Fui yo. Logró reconocerme casi inmediatamente.
-Tú... Lotto...- dijo. La pelea continuó, con cualquier puñetazo o patada que le pudiera dar. Esquivé cada uno de sus ataques a la perfección. Sigo sin saber cómo le hizo para correr de mí en dirección al sureste de la plaza. Obviamente, lo perseguí y me di cuenta que ahí se encontraba el maldito de su hermano Baruj Garmin. Llegó con él como si estuviera drogado. Justo después de él llegué yo. El raro de Baruj se quedó todo sorprendido al ver lo horrible que se veía su clon. No se diga de la gente que todavía seguía atrapada en la plaza, que tenía serios ataques de pánico.
-¡¿Qué le has hecho a mi hermano?!- gritó.
-Algo que debí haber hecho desde un principio...- respondí inmediatamente. Procedí a agarrar de nuevo al herido y con las fuerzas que tenía lo aventé contra el creído de su hermano. Éste cayó en un generador de electricidad que estaba abierto para reparaciones, pero que en sus alrededores estaba cercado con cintas de precaución. Me acerqué y vi que Baruj Garmin estaba adherido al generador. Seguía vivo, pero se podía ver que estaba siendo electrocutado gravemente.
Me di la media vuelta y vi a ese despreciable todavía intentando ponerse de pie, tropezándose a cada intento. Esa supuesta persona, que tenía la ropa fea, rota y ensangrentada, de alguna forma, empezó a correr. Fui tras él, subiendo y bajando de todos lados hasta que se desplomó en el suelo. Yo estaba sorprendido, ya que, sin que me hubiera dado cuenta, estábamos en uno de los miradores más altos de la plaza, muy cerca del lugar donde me puse inicialmente para dar el primer golpe.
Estábamos ubicados en la orilla del mirador, que no era muy alto, como de unos tres metros de altura. Él estaba de pie ahí. Justo después, corrí hacia él para tirarlo del mirador y así terminar con él de una vez por todas. Lo que ocurre entonces pasa como en cámara lenta. Yo sigo corriendo, pero aquél se mueve a un lado, ¡intentando hacer que yo cayera! Logro de alguna forma desviar mi curso y agarrarlo con un brazo, para traerlo conmigo de bajada. Nos estrellamos duro en el suelo.
Me dolía todo, no tenía fuerzas. ¿Hasta aquí tenía que llegar? ¿Así terminaba el plan que había hecho cuidadosamente todo este tiempo? Volteo mi cabeza y veo al moribundo muy débil y, de igual forma, sin fuerzas. Ya no pudo ponerse de pie. En vez de eso, trató de arrastrarse en el suelo, pero no logró avanzar mucho de donde yo estaba. Recuperé algunas fuerzas porque no caí tan bruscamente en el suelo como aquél. Con algo de trabajo, me levanté.
Ahí estábamos los dos, cerca del lugar de origen. Estaba mirando su horrible y desfigurada cara una última vez. Estaba en el suelo inmóvil, sólo mirándome a los ojos.
-Hasta aquí has llegado- fueron las últimas palabras que oyó.
Reuní todas las fuerzas que me quedaban para el último golpe. Fue perfecto, a un lado de su cabeza, con el pie. Se oyó un sonido muy fuerte de rotura, sabía que había tenido éxito. Finalmente, estaba frente a mí el cuerpo sin vida e inmóvil de Zudel Garmin, el cual me había hecho daño durante mucho, mucho tiempo. Con eso es más que suficiente para explicar mis razones, nada más. Me hinqué en el suelo, sabiendo que mi plan salió tal cual lo había estructurado.
En la plaza se seguía sintiendo el miedo de la gente. Desactivé el mecanismo, pero no parecía que a alguien le importara salir de ahí o entrar en comunicaciones. ¿Acaso la gente quedó trastornada con este suceso, que yo quería que ocurriera desde hace tiempo? Todos estaban inmóviles teniendo la vista fija en mí, lo cual no me importaba para nada. Había perdido totalmente la noción del tiempo hasta que opté por ver mi reloj. Si mi memoria no fallaba, todo ocurrió en aproximadamente 12 minutos y 38 segundos.
Sentía que el mundo se había congelado. Aún con la gente que estaba inmóvil, no hubo una sola presencia en la plaza al haber cumplido mi venganza.
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Una venganza satisfactoria
Historia CortaDespués de mucho tiempo, nuestro protagonista logrará vengarse de quien le causó daños graves. Ésta es su única oportunidad... ¿saldrá su plan como lo había esperado o habrá algo que se interponga?